En la Plaza México, con “Amoroso”, se llevó una de las ovaciones más largas que recuerdo; el caballo parecía bailar con el toro.

El agravio es real. ¿Cómo se explica que una escuela con diez años reciba menos que una recién nacida?

Me da rabia. Aquí nos exigen que no comamos carne, que no contaminemos, que respetemos a todo el mundo... pero luego se permite esto. ¿Dónde está el límite? Es inaceptable que hagan eso a un perro.

La plaza acierta en señalar lo jurídico: si se suprimen las suertes esenciales, no hay espectáculo taurino. El artículo 4º de la Constitución protege las manifestaciones culturales. Esto, simplemente, es inconstitucional. Y encima, ecológicamente necio: sin lidia, el toro desaparece.

Que algunos acepten esta medida con frialdad revela una fractura social creciente.

Marco no torea novillos, los traduce. Lo del quinto fue otra clase magistral. Qué madurez para un chaval de 17 años.

Una minoría pone grandes dificultades a la tauromaquia, incluyendo el toreo cómico. Pero la libertad avanza. Una gran sentencia a favor de los artistas de la tauromaquia cómica, aunque creo que poco celebrada incluso entre los taurinos.

Antes de llegar a Las Ventas, también se presentó en plazas como Córdoba, Azpeitia y San Sebastián. No fue un éxito repentino, sino construido paso a paso.

Los toreros mexicanos que van para España deben hacerlo por méritos, no por acuerdos de despacho. La historia de la tauromaquia se ha escrito en el ruedo, no en los despachos.

Brasil tierra taurina ¡solo faltan toreros brasileños!