Foros Toreros

Hagan sus aportaciones con dos ejemplos para empezar. Mussolini asistió a una corrida de toros, pero no le gustó. Tampoco le gustaron los toros a otro fascista, esta vez de izquierda, el fachirrojo Ché Guevara, que fue a los toros en Madrid.

Con el sosiego, la quietud y el reposo que caracterizan al aficionado, hagan aportaciones para esta verdad verdadera: estar a favor de los toros es antifascismo.

En los toros la gente vota; la gente se puede rebelar contra la autoridad de manera ruidosa y ostensible; los toros son un debate constante que pone todo patas arriba. Esto es antifascismo.

Esto es evidente: todo se discute en los toros, incluyendo la autoridad de la plaza. Todo se discute y lo que hoy está arriba, mañana puede estar abajo. Esto es antifascismo.

No hay ningún espectáculo en directo bajo países comunistas en el que permitan -o hayan permitido- la opinión del pueblo. La tauromaquia es antifascismo de libro.

Sólo en los toros el público se vuelve contra el presidente y le lanza objetos y lo que haga falta. Esto no lo puede consentir ningún régimen fascista; al fin y al cabo, toda autoridad representa al GRAN FACHA, y no se puede poner en tela de juicio ni dos tardes ni una sola.

Buscarle la pata antifascista al toro bravo es como buscarle la quinta pata a la gata; alguien le puede encontrar la hoz y el martillo. Aquí el rio se sale de madre.

Y esto está bien claro. En los toros se puede atacar a la presidencia en directo y en público; la presidencia es la autoridad, y los aficionados pueden desafiar al presidente: este ejemplo en países fascistas como Cuba o Venezuela, o Rusia o bajo el comunismo es totalmente impensable.

Los toros son un espectáculo incómodo para el poder: de manera pública y abierta se pone en discusión a las autoridades. No importa cuando leas esto. Siempre ha sido así. Y con el franquismo, igual. Y es por ello un espectáculo democrático, fundamento básico que es la democracia de todo antifascismo.

Lo de montar otro 8 de marzo sí o sí y cueste lo que cuesta, arriesgando la salud incluso vidas humanas es una apuesta totalitaria, la más elevada forma de totalitarismo: debéis vuestra salud y vuestra vida a los jefes (la jefa) y os arriesgáis porque la jefa o el jefe lo manda. Igual que los soldados van a la guerra, vosotras (y vosotros) cumplís órdenes y váis a zona de contagio. ¿Es así?

Los toros son la voz popular desde hace siglos. No hay ninguna tradición cultural tan popular, tan del pueblo, de la gente. Las demás artes nacieron de la aristocracia; el toreo, nació del pueblo directamente en las plazas improvisadas.