Acudir a un rodeo en Estados Unidos o a una corrida de toros en los países taurinos tiene un precio y una recompensa. En Estados Unidos, ir al rodeo, es sumergirse en cultura rural. En España, ir a los toros es mucho más que cultura rural, es una inmersión cultural total, en una forma de cultura con manifestaciones sublimes en todas las demás bellas artes. Y Carlos Alcaraz desafió a la nueva casta "bienpensante" sumergiéndose durante una tarde de toros en la cultura a la vez popular de las corridas de toros y también cultura bruñida en el resto de las Bellas Artes:
Arquitectura
Escultura
Pintura
Música
Danza
Poesía y literatura
Cine
El precio es que los "woke" y los animalistas en Estados Unidos se vuelven contra la cultura popular y quienes consumen cultura popular. Y en los países taurinos los animalistas como apéndice de la "cultura anglosajona" -venidos muy arriba en los últimos años-, son los que se lanzan sin rebozo y sin reparo contra quien va a los toros, contra todos. Y si el que acude es famoso y popular, se abalanzan enrabietados. Y así han atacado al número uno del tenis mundial, Carlos Alcaraz.
Estos ataques son los coletazos, cada vez más fuertes, de la cultura anglosajona, universal, contra los países taurinos; y contra los aficionados. En especial cuando quien se atreve a desafiar las formas de ocio validadas "por el imperio" es una figura pública. Como Carlos Alcaraz.
Alcaraz ¡héroe!