Foros Toreros

Figuras como El Cid, Urdiales, Esplá o Robleño han forjado parte de su leyenda lidiando Victorinos. No es casualidad. Hay un tipo de torero que crece cuando se encuentra con estos toros. Y hay otros que no vuelven.

Un Victorino en Madrid es como un derbi en el Bernabéu. Todo el mundo lo mira con lupa. Todo se analiza: la salida, la pelea en varas, la embestida. Se exige lo máximo. Y eso hace que el aficionado también se eleve.

Hay un hito que no se debe olvidar: en 1999, Victorino ganó el premio al toro más bravo en San Isidro. Y al año siguiente, también. No es flor de un día: es un trabajo constante en selección, crianza, exigencia.

Me sorprende que aún haya quien cree que todos los toros son iguales. Que vean una corrida de Victorino y luego hablen. Ahí está la diferencia entre toro y toro, entre verdad y fachada. Entre emoción de verdad y teatrillo.

Victorino representa lo que algunos llaman la "pureza" del toro. No porque sea antiguo, sino porque no traiciona su esencia. No busca agradar al público fácil. Busca la emoción verdadera. Y eso, en tiempos de likes y apariencias, vale doble.

Podrás discutir gustos, estilos o toreros... pero si después de una tarde de Victorinos no te has sentido vivo, es que no estabas en la plaza. Son toros que remueven. Te sacuden. Te obligan a mirar más allá del espectáculo.