Foros Toreros

La izquierda impugnadora reniega de España porque no puede controlarla. Como no la entiende, la trocea. Y así se carga también a los sectores populares que dice representar.

Los toros, el idioma, las fiestas, el acento... todo lo español les incomoda. Si no cabemos en su proyecto, tampoco ellos caben en el mío.

Aquí lo que hay es un complejo brutal de inferioridad: no soportan que lo español tenga proyección, ni en Europa ni en América. Lo quieren reducir a provincia.

El artículo acierta cuando dice que esto no es solo electoral. Es simbólico. Y los símbolos se defienden porque sostienen el alma de un país. La tauromaquia es uno de ellos.

¿Dónde están las izquierdas que hablaban de pueblo, campo y tradición? Las han cambiado por urbanitas con alergia a la historia y a los olores fuertes.

Aquí ya no se discute si los toros sí o no. Se discute si España como país tiene derecho a existir con dignidad cultural. Y eso va más allá del toreo.

En nombre de la “diversidad”, nos quieren imponer un relato único: el suyo. Todo lo demás sobra. La tauromaquia, para ellos, es un vestigio que hay que exterminar.

Curioso que quienes presumen de “pueblos oprimidos” no soportan el pueblo de verdad, el que va a la plaza, a la romería y al bar. Lo suyo no es izquierda, es elitismo con coleta.

Llaman al Congreso “Estado español”, y a los españoles, “colonos de sí mismos”. ¿Y todavía hay quien no ve por dónde van los tiros?

El texto lanza una advertencia profética. Si no hacemos caso ahora, en cinco años estaremos lamentando no haber defendido lo que nos hacía únicos.