Franco y Xi Jinping: dos modelos autoritarios frente a desafíos económicos similares
Publicado: Mar Abr 08, 2025 3:54 pm
Franco y Xi Jinping: dos modelos autoritarios frente a desafíos económicos similares
A lo largo de la historia contemporánea, distintos líderes han recurrido a estrategias de intervención estatal para pilotar sus países por aguas económicas turbulentas. Francisco Franco en España y Xi Jinping en China —separados por continentes, culturas y décadas— comparten sin embargo sorprendentes similitudes en su modo de encarar los principales desafíos económicos. Aunque los contextos históricos y políticos son muy distintos, sus decisiones revelan patrones coincidentes de gobierno autoritario con aspiraciones de modernización y crecimiento.
Crecimiento económico bajo control estatal autoritario
Franco, durante las décadas de 1940 a 1970, pasó de una economía autárquica a un crecimiento acelerado conocido como el “Milagro Español”, con una media del 6,5% de aumento del PIB entre 1960 y 1975. Aunque permitió una tímida apertura al exterior, el control político y económico se mantuvo férreo.
Del mismo modo, Xi Jinping ha sostenido un crecimiento relevante desde que asumió el poder en 2012, con promedios cercanos al 6-7% hasta 2019. Aunque el contexto es de mayor integración global, el modelo chino refuerza la intervención estatal y prioriza la estabilidad sobre la libertad de mercado.
Industrialización y autosuficiencia como prioridad
La autarquía de Franco buscó desde los años 40 que España se bastara a sí misma. El Instituto Nacional de Industria (INI) fue el emblema de esa apuesta por una industrialización controlada por el Estado, pese a los escasos recursos iniciales.
En una línea semejante, Xi Jinping ha elevado la autosuficiencia tecnológica a política de Estado. Su programa “Made in China 2025” y las fuertes inversiones en sectores como semiconductores muestran un impulso hacia la independencia industrial, frente a un entorno global adverso.
Desigualdad y redistribución limitada
El desarrollismo franquista benefició a las élites urbanas y afines al régimen, mientras el mundo rural quedó rezagado. No se implementaron políticas redistributivas de calado.
En China, aunque el discurso de la “prosperidad común” ha ganado espacio desde 2021, la brecha entre ricos y pobres persiste, con una desigualdad reflejada en un índice Gini cercano al 0,47. Como en la España de los 60, los beneficios están concentrados en zonas urbanas y sectores privilegiados.
Dependencia de exportaciones en etapas tardías
Durante los años 60, España encontró en el turismo y las exportaciones industriales una vía de escape a su debilidad estructural. La dependencia de factores externos, sin embargo, introdujo nuevos riesgos.
China también ha convertido sus exportaciones, especialmente las de alta tecnología, en un puntal económico bajo Xi. Pero esta apuesta también la vuelve vulnerable a las fluctuaciones de la demanda global y al creciente proteccionismo.
Crisis económicas y rigidez política
La crisis del petróleo de 1973 evidenció las limitaciones del modelo franquista, incapaz de adaptarse con agilidad a los nuevos retos. Franco moriría dos años después, dejando en manos de otros la transición económica.
Hoy, China se enfrenta a una desaceleración económica relevante, con datos oficiales que algunos analistas consideran inflados. La rigidez del modelo de Xi, donde se antepone el control del Partido a las reformas profundas, recuerda —según algunos analistas— las dificultades de los regímenes autoritarios para gestionar crisis complejas.
A lo largo de la historia contemporánea, distintos líderes han recurrido a estrategias de intervención estatal para pilotar sus países por aguas económicas turbulentas. Francisco Franco en España y Xi Jinping en China —separados por continentes, culturas y décadas— comparten sin embargo sorprendentes similitudes en su modo de encarar los principales desafíos económicos. Aunque los contextos históricos y políticos son muy distintos, sus decisiones revelan patrones coincidentes de gobierno autoritario con aspiraciones de modernización y crecimiento.
Crecimiento económico bajo control estatal autoritario
Franco, durante las décadas de 1940 a 1970, pasó de una economía autárquica a un crecimiento acelerado conocido como el “Milagro Español”, con una media del 6,5% de aumento del PIB entre 1960 y 1975. Aunque permitió una tímida apertura al exterior, el control político y económico se mantuvo férreo.
Del mismo modo, Xi Jinping ha sostenido un crecimiento relevante desde que asumió el poder en 2012, con promedios cercanos al 6-7% hasta 2019. Aunque el contexto es de mayor integración global, el modelo chino refuerza la intervención estatal y prioriza la estabilidad sobre la libertad de mercado.
Industrialización y autosuficiencia como prioridad
La autarquía de Franco buscó desde los años 40 que España se bastara a sí misma. El Instituto Nacional de Industria (INI) fue el emblema de esa apuesta por una industrialización controlada por el Estado, pese a los escasos recursos iniciales.
En una línea semejante, Xi Jinping ha elevado la autosuficiencia tecnológica a política de Estado. Su programa “Made in China 2025” y las fuertes inversiones en sectores como semiconductores muestran un impulso hacia la independencia industrial, frente a un entorno global adverso.
Desigualdad y redistribución limitada
El desarrollismo franquista benefició a las élites urbanas y afines al régimen, mientras el mundo rural quedó rezagado. No se implementaron políticas redistributivas de calado.
En China, aunque el discurso de la “prosperidad común” ha ganado espacio desde 2021, la brecha entre ricos y pobres persiste, con una desigualdad reflejada en un índice Gini cercano al 0,47. Como en la España de los 60, los beneficios están concentrados en zonas urbanas y sectores privilegiados.
Dependencia de exportaciones en etapas tardías
Durante los años 60, España encontró en el turismo y las exportaciones industriales una vía de escape a su debilidad estructural. La dependencia de factores externos, sin embargo, introdujo nuevos riesgos.
China también ha convertido sus exportaciones, especialmente las de alta tecnología, en un puntal económico bajo Xi. Pero esta apuesta también la vuelve vulnerable a las fluctuaciones de la demanda global y al creciente proteccionismo.
Crisis económicas y rigidez política
La crisis del petróleo de 1973 evidenció las limitaciones del modelo franquista, incapaz de adaptarse con agilidad a los nuevos retos. Franco moriría dos años después, dejando en manos de otros la transición económica.
Hoy, China se enfrenta a una desaceleración económica relevante, con datos oficiales que algunos analistas consideran inflados. La rigidez del modelo de Xi, donde se antepone el control del Partido a las reformas profundas, recuerda —según algunos analistas— las dificultades de los regímenes autoritarios para gestionar crisis complejas.