Cuando el Real Madrid defendió la República
Publicado: Lun Jun 02, 2025 12:09 am
Cuando el Real Madrid defendió la República
Durante la Guerra Civil, el Real Madrid no solo sobrevivió al asedio y la violencia: también contribuyó activamente a la defensa de la legalidad republicana. Varios de sus jugadores se alistaron en unidades como el Batallón Deportivo, y las instalaciones del club fueron puestas al servicio del esfuerzo bélico. Una historia poco conocida, pero documentada, que arroja nueva luz sobre el comportamiento ejemplar de una institución deportiva bajo presión. Aquí va un cuadro general de la situación; aunque faltan muchas cosas.
El estadio convertido en fortaleza
Con la sublevación militar de julio de 1936 y el estallido de la guerra, la ciudad de Madrid quedó bajo control de la República. Como otras instituciones civiles, el Real Madrid se vio obligado a responder a las urgencias del momento. El estadio de Chamartín fue cedido al gobierno republicano y utilizado por las milicias populares y el ejército como infraestructura de defensa. Aquello no fue una expropiación ni un asalto, sino una cesión organizada: el club colaboró con las autoridades legítimas. Las gradas se vaciaron de aficionados, y se llenaron de combatientes.
El Batallón Deportivo: fútbol y milicia
Una de las unidades más simbólicas del primer año de la guerra fue el Batallón Deportivo, formado en agosto de 1936 por iniciativa de la Federación Castellana de Fútbol. Integrado por centenares de deportistas —boxeadores, atletas y futbolistas, muchos de ellos del Madrid FC—, este batallón tuvo una presencia activa en la defensa del frente madrileño, combatiendo en sectores como Navalcarnero o Usera.
Entre los nombres que aparecen ligados a este esfuerzo están los de Emilio Alonso “Emilín”, Pedro Regueiro y Luis Regueiro. No solo participaron en partidos benéficos y actos de propaganda; todo indica que se integraron de manera formal en la defensa armada. Su compromiso no fue simbólico, fue físico, directo y personal.
Deportistas bajo bandera republicana
Los Regueiro y Emilín encabezaron, además, una gira por Europa en 1937 organizada por el Gobierno Vasco para recaudar fondos para la causa republicana. Se trataba de exhibiciones futbolísticas con fondo político, y su participación reforzaba el vínculo entre deporte y compromiso democrático. Se llegó a difundir, falsamente, la noticia de la muerte de Luis Regueiro en combate, lo que da una idea de la intensidad del momento. Su exilio posterior en México confirmaría su afinidad republicana.
No se trató de un gesto aislado: muchos deportistas —toreros, futbolistas, ciclistas— actuaron de modo parecido, organizados, armados y respaldados por instituciones que no se mantuvieron neutrales.
Ricardo Zamora y un ambiente hostil
El caso de Ricardo Zamora revela el reverso de esta implicación: el legendario portero, tras haber sido arrestado por milicianos, tuvo que exiliarse, dejando atrás Madrid y el club que había contribuido a engrandecer. Según fuentes contemporáneas, el clima político y social del momento hizo inviable su continuidad. No combatió, pero su huida también forma parte del retrato complejo de aquellos días. Su figura fue instrumentalizada por ambos bandos y, en el seno del Real Madrid, su nombre se volvió incómodo.
Antonio Ortega, presidente y combatiente
Poco tiempo después del estallido de la guerra, el club nombró como presidente a Antonio Ortega Gutiérrez, comandante del ejército republicano. Ortega no fue una figura decorativa: era militar de carrera, miembro del Partido Comunista y participante activo en la defensa de Madrid. Su ejecución en 1939 a manos de las fuerzas franquistas lo convirtió en mártir para algunos sectores. Su nombre, sin embargo, no ha sido reivindicado oficialmente por el club, posiblemente debido a la dureza del contexto y a su perfil ideológico.
¿Un club republicano?
¿Fue el Real Madrid un club republicano? Institucionalmente, no proclamó ninguna adscripción política explícita. Pero sus hechos hablan por sí solos: la retirada de la corona del escudo, la implicación de jugadores en la defensa de la capital, la cesión de infraestructuras al ejército, la elección de un presidente combatiente... Todo ello configura un retrato de colaboración activa con el régimen constitucional de la Segunda República, dentro de los márgenes del deber cívico y deportivo.
Una historia que merece ser contada
La Guerra Civil no dejó indemne a nadie, y el fútbol no fue ajeno al conflicto. Lo que distingue al Real Madrid en ese momento no es tanto su sufrimiento —que fue considerable—, como su disposición a participar en el esfuerzo común de defensa de Madrid y de la República. Frente al olvido, la historia recupera hoy esos gestos de integridad institucional y compromiso individual. En ellos se reconoce un club que supo estar a la altura de su tiempo.
Durante la Guerra Civil, el Real Madrid no solo sobrevivió al asedio y la violencia: también contribuyó activamente a la defensa de la legalidad republicana. Varios de sus jugadores se alistaron en unidades como el Batallón Deportivo, y las instalaciones del club fueron puestas al servicio del esfuerzo bélico. Una historia poco conocida, pero documentada, que arroja nueva luz sobre el comportamiento ejemplar de una institución deportiva bajo presión. Aquí va un cuadro general de la situación; aunque faltan muchas cosas.
El estadio convertido en fortaleza
Con la sublevación militar de julio de 1936 y el estallido de la guerra, la ciudad de Madrid quedó bajo control de la República. Como otras instituciones civiles, el Real Madrid se vio obligado a responder a las urgencias del momento. El estadio de Chamartín fue cedido al gobierno republicano y utilizado por las milicias populares y el ejército como infraestructura de defensa. Aquello no fue una expropiación ni un asalto, sino una cesión organizada: el club colaboró con las autoridades legítimas. Las gradas se vaciaron de aficionados, y se llenaron de combatientes.
El Batallón Deportivo: fútbol y milicia
Una de las unidades más simbólicas del primer año de la guerra fue el Batallón Deportivo, formado en agosto de 1936 por iniciativa de la Federación Castellana de Fútbol. Integrado por centenares de deportistas —boxeadores, atletas y futbolistas, muchos de ellos del Madrid FC—, este batallón tuvo una presencia activa en la defensa del frente madrileño, combatiendo en sectores como Navalcarnero o Usera.
Entre los nombres que aparecen ligados a este esfuerzo están los de Emilio Alonso “Emilín”, Pedro Regueiro y Luis Regueiro. No solo participaron en partidos benéficos y actos de propaganda; todo indica que se integraron de manera formal en la defensa armada. Su compromiso no fue simbólico, fue físico, directo y personal.
Deportistas bajo bandera republicana
Los Regueiro y Emilín encabezaron, además, una gira por Europa en 1937 organizada por el Gobierno Vasco para recaudar fondos para la causa republicana. Se trataba de exhibiciones futbolísticas con fondo político, y su participación reforzaba el vínculo entre deporte y compromiso democrático. Se llegó a difundir, falsamente, la noticia de la muerte de Luis Regueiro en combate, lo que da una idea de la intensidad del momento. Su exilio posterior en México confirmaría su afinidad republicana.
No se trató de un gesto aislado: muchos deportistas —toreros, futbolistas, ciclistas— actuaron de modo parecido, organizados, armados y respaldados por instituciones que no se mantuvieron neutrales.
Ricardo Zamora y un ambiente hostil
El caso de Ricardo Zamora revela el reverso de esta implicación: el legendario portero, tras haber sido arrestado por milicianos, tuvo que exiliarse, dejando atrás Madrid y el club que había contribuido a engrandecer. Según fuentes contemporáneas, el clima político y social del momento hizo inviable su continuidad. No combatió, pero su huida también forma parte del retrato complejo de aquellos días. Su figura fue instrumentalizada por ambos bandos y, en el seno del Real Madrid, su nombre se volvió incómodo.
Antonio Ortega, presidente y combatiente
Poco tiempo después del estallido de la guerra, el club nombró como presidente a Antonio Ortega Gutiérrez, comandante del ejército republicano. Ortega no fue una figura decorativa: era militar de carrera, miembro del Partido Comunista y participante activo en la defensa de Madrid. Su ejecución en 1939 a manos de las fuerzas franquistas lo convirtió en mártir para algunos sectores. Su nombre, sin embargo, no ha sido reivindicado oficialmente por el club, posiblemente debido a la dureza del contexto y a su perfil ideológico.
¿Un club republicano?
¿Fue el Real Madrid un club republicano? Institucionalmente, no proclamó ninguna adscripción política explícita. Pero sus hechos hablan por sí solos: la retirada de la corona del escudo, la implicación de jugadores en la defensa de la capital, la cesión de infraestructuras al ejército, la elección de un presidente combatiente... Todo ello configura un retrato de colaboración activa con el régimen constitucional de la Segunda República, dentro de los márgenes del deber cívico y deportivo.
Una historia que merece ser contada
La Guerra Civil no dejó indemne a nadie, y el fútbol no fue ajeno al conflicto. Lo que distingue al Real Madrid en ese momento no es tanto su sufrimiento —que fue considerable—, como su disposición a participar en el esfuerzo común de defensa de Madrid y de la República. Frente al olvido, la historia recupera hoy esos gestos de integridad institucional y compromiso individual. En ellos se reconoce un club que supo estar a la altura de su tiempo.