Morenito de Aranda, titánica encerrona en Vic‑Fezensac
Publicado: Mié Jun 11, 2025 12:23 am
Morenito de Aranda, titánica encerrona en Vic‑Fezensac
En la plaza de toros de Vic‑Fezensac, Morenito de Aranda protagonizó una hazaña histórica: encerrarse él solo con seis toros procedentes de las ganaderías Flor de Jara (1.º, 3.º y 5.º) y Araúz de Robles (2.º, 4.º y 6.º). Con casi lleno (tres cuartos del aforo), el diestro burgalés salió por la puerta grande tras cortar dos orejas.
Desde el primer toro, marcado por su clase, bravura y nobleza —sobre todo en su comportamiento en varas y duración en la embestida— Morenito dejó ver su maestría con muletazos al natural templados, fluidos y de gran trazo. Esa primera faena le valió una oreja, aunque los aceros no estuvieron finos y privaron de un clamor mayor.
El cuarto toro, un ejemplar de Araúz de Robles, puso a prueba al torero: voluntarioso y entregado, Morenito lo toreó aunque el toro nunca mostró plena entrega. El quinto, otro Flor de Jara, volvió a encajar con fuerza en la lidia: desarrolló una faena profunda y emotiva de nuevo al natural, signada por temple y verdad. De nuevo, la espada falló en el primer intento, pero la petición del tendido le otorgó la segunda oreja.
El sexto, un toro de Araúz de Robles, resultó bronco y sin fondo. A pesar de la exigencia, el torero insistió y sufrió físicamente para someterlo, mostrando una voluntad inquebrantable, aunque la faena no refrendó trofeos.
En la plaza de toros de Vic‑Fezensac, Morenito de Aranda protagonizó una hazaña histórica: encerrarse él solo con seis toros procedentes de las ganaderías Flor de Jara (1.º, 3.º y 5.º) y Araúz de Robles (2.º, 4.º y 6.º). Con casi lleno (tres cuartos del aforo), el diestro burgalés salió por la puerta grande tras cortar dos orejas.
Desde el primer toro, marcado por su clase, bravura y nobleza —sobre todo en su comportamiento en varas y duración en la embestida— Morenito dejó ver su maestría con muletazos al natural templados, fluidos y de gran trazo. Esa primera faena le valió una oreja, aunque los aceros no estuvieron finos y privaron de un clamor mayor.
El cuarto toro, un ejemplar de Araúz de Robles, puso a prueba al torero: voluntarioso y entregado, Morenito lo toreó aunque el toro nunca mostró plena entrega. El quinto, otro Flor de Jara, volvió a encajar con fuerza en la lidia: desarrolló una faena profunda y emotiva de nuevo al natural, signada por temple y verdad. De nuevo, la espada falló en el primer intento, pero la petición del tendido le otorgó la segunda oreja.
El sexto, un toro de Araúz de Robles, resultó bronco y sin fondo. A pesar de la exigencia, el torero insistió y sufrió físicamente para someterlo, mostrando una voluntad inquebrantable, aunque la faena no refrendó trofeos.