Sobre la polémica de Broncano y la (r)Resistencia
Publicado: Jue Abr 11, 2019 9:26 pm
El bufón de nuestros días no sólo entretiene al que manda, endulzándole las orejas con lo que quiere oír. El papel del bufón se ha ampliado: en nuestros días es el portador de pomada para antes de la herida. Tú, ríete.
David Broncano, nuestro bufón, es además presentador de un programa de televisión, La Resistencia; todo esto está muy bien. Con Broncano "el problema" es que es bufón de usar y tirar, no tiene doble uso, no es reciclable (como el 99.9% de hodiernos bufones). Veamos.
El bufón traslada al público -al pueblo- la ideología dominante, de la superestructura en términos marxistas, del "mandamás" en lenguaje de la calle; el traslado se hace previa carcajada brusca del público. En ese momento, boquiabierto el público, el bufón sabe que ha depositado la cucharada de ideología que gusta al cacique; y ya solo queda cerrar el golpe de risa con la previa del siguiente chiste, trozo de monólogo, o lo que sea. Porque el bufón precocina, no improvisa chistes.
El público se ríe y traga; el monologuista -bufón- cobra; sale otro a escena; el público, ríe; el bufón, hace caja; y así. Todo a mayor gloria del mecanismo -prostituido- de la risa.
No es que Chávez hable a través de Maduro, este a través de Otegui o de Pablo Iglesias, y que el bufón reciba el toque humorístico de estos últimos. Es que el bufón sabe cómo funciona el mecanismo de la risa; y sabe cómo funciona la máquina del poder.
Sabido esto, al "chistero" le queda seleccionar los ingredientes: saber quién manda; saber qué quiere del pueblo el que manda; amasar y ensayar los chistes; y lanzárselos al público, al pueblo para que los devore.
Si no te gusta el mecanismo, dedícate a la filosofía, o hazte mandamás. Queda, empero, otra oportunidad: cambiar de canal o cambiar de humoristas.
Y no hay más. Porque nuestro David Broncano y su plantilla de bufones solo han tenido un mandamás en su carrera (diez años de chistero lleva); y sólo tendrán uno, me temo. Broncano ha trabajado siempre para la misma "línea empresarial" con seriedad y empeño.
Siempre han trabajado para el mismo patrón. Nunca se rebelarán haciendo una temporada en plazas de segunda o de tercera atacando a la "superestructura" a los Chávez o Maduro, los Iglesias o los Sánchez con sus chistes... para risa del público servida por nuevos jefes: Rivera, Casado o Abascal. No son actores de comedia; son bufones al servicio del poder.
La risa no es inocente y, como mecanismo para expresar una sensación o un sentimiento, no se puede combatir sino con sus mismas armas: otra sonrisa.
Por ejemplo, no espere movistar de mi con su teléfono móvil o una línea de internet si sus humoristas se dedican a insultar a los taurinos, por ejemplo, sin ofrecer un escenario igual a los humoristas taurinos para atacar -con risas- las carcajadas del otro.
Es necesaria esa sana competencia. El que ríe el último ríe mejor ¿correcto?
David Broncano, nuestro bufón, es además presentador de un programa de televisión, La Resistencia; todo esto está muy bien. Con Broncano "el problema" es que es bufón de usar y tirar, no tiene doble uso, no es reciclable (como el 99.9% de hodiernos bufones). Veamos.
El bufón traslada al público -al pueblo- la ideología dominante, de la superestructura en términos marxistas, del "mandamás" en lenguaje de la calle; el traslado se hace previa carcajada brusca del público. En ese momento, boquiabierto el público, el bufón sabe que ha depositado la cucharada de ideología que gusta al cacique; y ya solo queda cerrar el golpe de risa con la previa del siguiente chiste, trozo de monólogo, o lo que sea. Porque el bufón precocina, no improvisa chistes.
El público se ríe y traga; el monologuista -bufón- cobra; sale otro a escena; el público, ríe; el bufón, hace caja; y así. Todo a mayor gloria del mecanismo -prostituido- de la risa.
No es que Chávez hable a través de Maduro, este a través de Otegui o de Pablo Iglesias, y que el bufón reciba el toque humorístico de estos últimos. Es que el bufón sabe cómo funciona el mecanismo de la risa; y sabe cómo funciona la máquina del poder.
Sabido esto, al "chistero" le queda seleccionar los ingredientes: saber quién manda; saber qué quiere del pueblo el que manda; amasar y ensayar los chistes; y lanzárselos al público, al pueblo para que los devore.
Si no te gusta el mecanismo, dedícate a la filosofía, o hazte mandamás. Queda, empero, otra oportunidad: cambiar de canal o cambiar de humoristas.
Y no hay más. Porque nuestro David Broncano y su plantilla de bufones solo han tenido un mandamás en su carrera (diez años de chistero lleva); y sólo tendrán uno, me temo. Broncano ha trabajado siempre para la misma "línea empresarial" con seriedad y empeño.
Siempre han trabajado para el mismo patrón. Nunca se rebelarán haciendo una temporada en plazas de segunda o de tercera atacando a la "superestructura" a los Chávez o Maduro, los Iglesias o los Sánchez con sus chistes... para risa del público servida por nuevos jefes: Rivera, Casado o Abascal. No son actores de comedia; son bufones al servicio del poder.
La risa no es inocente y, como mecanismo para expresar una sensación o un sentimiento, no se puede combatir sino con sus mismas armas: otra sonrisa.
Por ejemplo, no espere movistar de mi con su teléfono móvil o una línea de internet si sus humoristas se dedican a insultar a los taurinos, por ejemplo, sin ofrecer un escenario igual a los humoristas taurinos para atacar -con risas- las carcajadas del otro.
Es necesaria esa sana competencia. El que ríe el último ríe mejor ¿correcto?