Ciencia bajo el agua en 1602: el día que un hombre respiró bajo el Pisuerga
Publicado: Jue Ago 07, 2025 7:58 pm
Ciencia bajo el agua en 1602: el día que un hombre respiró bajo el Pisuerga
El 2 de agosto de 1602, en pleno verano castellano y con el río Pisuerga en su caudal más generoso, ocurrió algo que hoy nos parecería sacado de una novela steampunk: un hombre se sumergió en las aguas de Valladolid y permaneció allí, respirando, durante una hora completa, ante la atenta mirada del rey Felipe III y toda su corte.
Detrás de esta hazaña estaba Jerónimo de Ayanz y Beaumont, ingeniero navarro, militar, gobernador de minas y genio adelantado a su tiempo. Ayanz diseñó un sistema de respiración subacuática —lo que hoy consideraríamos un rudimentario traje de buceo— que permitía renovar el aire desde la superficie. Fue una proeza sin precedentes: el primer sistema funcional de inmersión prolongada de la historia.
La demostración tuvo lugar en un punto profundo del río, muy cerca de lo que hoy es el Puente Colgante. Según los relatos recogidos por publicaciones especializadas y por la Armada Española, el buzo no emergió por voluntad propia, sino por orden del monarca, que quiso comprobar su estado. Al salir, afirmó que podía haber seguido allí abajo más tiempo.
Más de cuatro siglos después, este experimento sigue siendo un faro de creatividad y anticipación tecnológica. Ayanz no solo fue pionero del buceo: también inventó prototipos de motores de vapor décadas antes que Watt. En su tiempo, presentó más de 40 patentes al Consejo de Castilla. A veces, la ciencia también necesita sumergirse para respirar. Durante unos siglos, los adelantos científicos se daban en España.
El 2 de agosto de 1602, en pleno verano castellano y con el río Pisuerga en su caudal más generoso, ocurrió algo que hoy nos parecería sacado de una novela steampunk: un hombre se sumergió en las aguas de Valladolid y permaneció allí, respirando, durante una hora completa, ante la atenta mirada del rey Felipe III y toda su corte.
Detrás de esta hazaña estaba Jerónimo de Ayanz y Beaumont, ingeniero navarro, militar, gobernador de minas y genio adelantado a su tiempo. Ayanz diseñó un sistema de respiración subacuática —lo que hoy consideraríamos un rudimentario traje de buceo— que permitía renovar el aire desde la superficie. Fue una proeza sin precedentes: el primer sistema funcional de inmersión prolongada de la historia.
La demostración tuvo lugar en un punto profundo del río, muy cerca de lo que hoy es el Puente Colgante. Según los relatos recogidos por publicaciones especializadas y por la Armada Española, el buzo no emergió por voluntad propia, sino por orden del monarca, que quiso comprobar su estado. Al salir, afirmó que podía haber seguido allí abajo más tiempo.
Más de cuatro siglos después, este experimento sigue siendo un faro de creatividad y anticipación tecnológica. Ayanz no solo fue pionero del buceo: también inventó prototipos de motores de vapor décadas antes que Watt. En su tiempo, presentó más de 40 patentes al Consejo de Castilla. A veces, la ciencia también necesita sumergirse para respirar. Durante unos siglos, los adelantos científicos se daban en España.