Trump tiene una densa cortina de humo para ocultar sus intenciones
Publicado: Jue Ago 14, 2025 8:29 pm
Trump tiene una densa cortina de humo para ocultar sus intenciones
Aparentemente Trump quiere ganar el Premio Nobel de la Paz -lo han dicho sus más estrechos colaboradores- y para ello llama a su oficina a todos los presidentes de los países enfrentados y se obliga a negociar con diferentes equipos hasta alcanzar un acuerdo.
Trump afirma haber detenido varias guerras así. Pakistán contra la India; Camboya y Tailandia; o Azerbaiyán contra Armenia entre otros. Sin embargo, donde parece que encalla y no avanza es en la guerra de Rusia contra Ucrania. ¿Qué pasa aquí?
Los adversarios están definidos. Rusia y sus aliados -Corea del Norte y China, con Irán- por un lado. Por la otra parte, Ucrania y toda Europa, incluyendo España -con la excepción de algún país menor como Hungría-. Sin olvidar el apoyo de los Estados Unidos, sostenido y regular, aunque sometido a la pauta que marca Trump en su ambición por ganarse un Premio Nobel. ¿Entonces?
Trump juega a con cartas ocultas. Una densa cortina de humo es su ambición por el premio Nobel; cierto; pero más espesa es su ambición por derrotar a Rusia y dejar a la Federación a merced de fuerzas disgregadoras. Mientras durante unos meses aprueba partidas de miles de millones de dólares y miles de toneladas de material; en otros meses, o semanas, como ahora, amenaza con aranceles a la India si compra petróleo ruso; y por otro lado, se ofrece "a negociar" con Putin. Y dice rimbombate que congela la ayuda a Ucrania -doble juego, aquí-.
A Putin el juego de Trump le va bien: le hace parecer un actor relevante en el plano internacional; le reafirma en sus condiciones para una "paz" con Ucrania; y Trump aparece "puntualmente" cuando parece que Putin atraviesa malos días.
Trump también sale ganando en su doble juego. Apoya a Ucrania; y poco a poco, con la técnica de la anaconda, envuelve y asfixia a su rival: Putin y la Federación Rusa.
Zelensky, por su parte, protesta y ratifica una y otra vez que Ucrania decide sobre Ucrania y no puede haber una mesa de paz sin Ucrania. Europa acepta el juego -no rechaza las artes de Trump- y mantiene su presión política a Rusia y de rearme constante a Ucrania.
China -por su parte- observa, y cobra al contado el material que vende a Rusia, y espera.
¿Quién está en peor posición de todos? Sin duda, Putin. Está atrapado en su propia narrativa; una narrativa que no puede cambiar ni adaptar a las circunstancias. Si lo hiciera, será tomado como un líder "débil" por la ciudadanía rusa. No puede sentarse con Zelensky. No puede dialogar con Europa. Y solo le queda Trump. Y Trump le aplica el ataque de la anaconda: una asfixia lenta, muy lenta, pero incansable.
Aparentemente Trump quiere ganar el Premio Nobel de la Paz -lo han dicho sus más estrechos colaboradores- y para ello llama a su oficina a todos los presidentes de los países enfrentados y se obliga a negociar con diferentes equipos hasta alcanzar un acuerdo.
Trump afirma haber detenido varias guerras así. Pakistán contra la India; Camboya y Tailandia; o Azerbaiyán contra Armenia entre otros. Sin embargo, donde parece que encalla y no avanza es en la guerra de Rusia contra Ucrania. ¿Qué pasa aquí?
Los adversarios están definidos. Rusia y sus aliados -Corea del Norte y China, con Irán- por un lado. Por la otra parte, Ucrania y toda Europa, incluyendo España -con la excepción de algún país menor como Hungría-. Sin olvidar el apoyo de los Estados Unidos, sostenido y regular, aunque sometido a la pauta que marca Trump en su ambición por ganarse un Premio Nobel. ¿Entonces?
Trump juega a con cartas ocultas. Una densa cortina de humo es su ambición por el premio Nobel; cierto; pero más espesa es su ambición por derrotar a Rusia y dejar a la Federación a merced de fuerzas disgregadoras. Mientras durante unos meses aprueba partidas de miles de millones de dólares y miles de toneladas de material; en otros meses, o semanas, como ahora, amenaza con aranceles a la India si compra petróleo ruso; y por otro lado, se ofrece "a negociar" con Putin. Y dice rimbombate que congela la ayuda a Ucrania -doble juego, aquí-.
A Putin el juego de Trump le va bien: le hace parecer un actor relevante en el plano internacional; le reafirma en sus condiciones para una "paz" con Ucrania; y Trump aparece "puntualmente" cuando parece que Putin atraviesa malos días.
Trump también sale ganando en su doble juego. Apoya a Ucrania; y poco a poco, con la técnica de la anaconda, envuelve y asfixia a su rival: Putin y la Federación Rusa.
Zelensky, por su parte, protesta y ratifica una y otra vez que Ucrania decide sobre Ucrania y no puede haber una mesa de paz sin Ucrania. Europa acepta el juego -no rechaza las artes de Trump- y mantiene su presión política a Rusia y de rearme constante a Ucrania.
China -por su parte- observa, y cobra al contado el material que vende a Rusia, y espera.
¿Quién está en peor posición de todos? Sin duda, Putin. Está atrapado en su propia narrativa; una narrativa que no puede cambiar ni adaptar a las circunstancias. Si lo hiciera, será tomado como un líder "débil" por la ciudadanía rusa. No puede sentarse con Zelensky. No puede dialogar con Europa. Y solo le queda Trump. Y Trump le aplica el ataque de la anaconda: una asfixia lenta, muy lenta, pero incansable.