Cuando la humillación se convierte en espectáculo: la muerte de un streamer
Publicado: Mar Ago 19, 2025 5:28 pm
Cuando la humillación se convierte en espectáculo: la muerte de un streamer
Raphaël Graven, conocido como Jean Pormanove o “JP”, falleció en la madrugada del 17 al 18 de agosto de 2025, mientras dormía durante una transmisión en vivo en la plataforma Kick, cerca de Niza, Francia. Desde meses antes era víctima de abusos y humillaciones de todo tipo en directo, convertidos en espectáculo y monetizados como un negocio del maltrato, lo que había provocado investigaciones judiciales y denuncias mediáticas. El Parquet de Nice confirmó su muerte y ordenó una autopsia. Son emisiones en directo con cientos de miles de espectadores incluyendo niños.
¿Qué es el negocio del maltrato?
El caso de Jean no se reduce a simples bromas pesadas en internet. Detrás había un sistema perverso: emisiones en las que se organizaban juegos diseñados para humillarle, rebajarle y cosificarle delante de miles de espectadores que comentaban y pagaban por ver esas escenas. Todo se traducía en suscripciones, donaciones y publicidad; es decir, el sufrimiento humano convertido en mercancía. La lógica del espectáculo se imponía sobre cualquier noción de dignidad o respeto.
Las emisiones más conocidas, como “Des chiffres et des illettrés” o “Question pour un Golmon”, eran auténticos tribunales de escarnio público. Jean era insultado, ridiculizado por su nivel cultural, sometido a pruebas manipuladas para quedar siempre en evidencia. Pero el límite se superó cuando llegaron las agresiones físicas: bofetadas, disparos de paintball a quemarropa, estrangulamientos que provocaban lágrimas y jadeos en directo. Todo retransmitido sin filtro, mientras los responsables —otros streamers como Safine y Naruto— se jactaban de la audiencia conseguida.
La denuncia de Mediapart en 2024 dejó al descubierto lo que ya se intuía: un negocio del maltrato que funcionaba con la complicidad de las plataformas, incapaces o no dispuestas a detener el flujo de dinero y atención que generaba. Aunque la justicia abrió una investigación por violencia contra personas vulnerables, incitación al odio y difusión de agresiones, los acusados fueron liberados tras una breve detención. Esta tibieza judicial y la pasividad tecnológica contribuyeron a un clima de impunidad que, a la postre, precedió a la tragedia.
Esta es una de esas sesiones de tortura, y así, durante meses, y años. ¿Creéis que alguien se ha preocupado por los niños que veían estas imágenes? Os señalo que esto está denunciado en los medios desde hace muchos meses.
Raphaël Graven, conocido como Jean Pormanove o “JP”, falleció en la madrugada del 17 al 18 de agosto de 2025, mientras dormía durante una transmisión en vivo en la plataforma Kick, cerca de Niza, Francia. Desde meses antes era víctima de abusos y humillaciones de todo tipo en directo, convertidos en espectáculo y monetizados como un negocio del maltrato, lo que había provocado investigaciones judiciales y denuncias mediáticas. El Parquet de Nice confirmó su muerte y ordenó una autopsia. Son emisiones en directo con cientos de miles de espectadores incluyendo niños.
¿Qué es el negocio del maltrato?
El caso de Jean no se reduce a simples bromas pesadas en internet. Detrás había un sistema perverso: emisiones en las que se organizaban juegos diseñados para humillarle, rebajarle y cosificarle delante de miles de espectadores que comentaban y pagaban por ver esas escenas. Todo se traducía en suscripciones, donaciones y publicidad; es decir, el sufrimiento humano convertido en mercancía. La lógica del espectáculo se imponía sobre cualquier noción de dignidad o respeto.
Las emisiones más conocidas, como “Des chiffres et des illettrés” o “Question pour un Golmon”, eran auténticos tribunales de escarnio público. Jean era insultado, ridiculizado por su nivel cultural, sometido a pruebas manipuladas para quedar siempre en evidencia. Pero el límite se superó cuando llegaron las agresiones físicas: bofetadas, disparos de paintball a quemarropa, estrangulamientos que provocaban lágrimas y jadeos en directo. Todo retransmitido sin filtro, mientras los responsables —otros streamers como Safine y Naruto— se jactaban de la audiencia conseguida.
La denuncia de Mediapart en 2024 dejó al descubierto lo que ya se intuía: un negocio del maltrato que funcionaba con la complicidad de las plataformas, incapaces o no dispuestas a detener el flujo de dinero y atención que generaba. Aunque la justicia abrió una investigación por violencia contra personas vulnerables, incitación al odio y difusión de agresiones, los acusados fueron liberados tras una breve detención. Esta tibieza judicial y la pasividad tecnológica contribuyeron a un clima de impunidad que, a la postre, precedió a la tragedia.
Esta es una de esas sesiones de tortura, y así, durante meses, y años. ¿Creéis que alguien se ha preocupado por los niños que veían estas imágenes? Os señalo que esto está denunciado en los medios desde hace muchos meses.