Foros Toreros

Broncano se viene arriba cuando saca a la jauría

Para Broncano una corrida de toros es maltrato animal. Punto. Esa es su opinión. Pero para mí no tiene el mismo peso que la de otros. Prefiero escuchar lo que pensaban García Lorca, Pablo Picasso, Andrés Calamaro o incluso los chicos de Taburete. La sensibilidad de estas personas está, en muchos casos, a años luz de la que pueda mostrar Broncano.

No olvidemos que Broncano es, básicamente, un showman contratado para defender a Pedro Sánchez, incrustado en una parrilla televisiva que vive por y para el mismo personaje, el de los burdeles. Su papel es ese: hacer ruido y arrastrar a la jauría.

Cada vez que Mariló Montero le cuestionaba, él recurría al comodín del público. Y ese público —seleccionado, contratado y aleccionado— aullaba de inmediato. Así es fácil venir arriba.

En fin: si los toros son maltrato para ti, no vayas. Pero un poco de respeto, por favor. Un poco de respeto hacia quienes de verdad supieron mirar el alma de la tauromaquia: Lorca, Picasso, Calamaro o Taburete.

Para mí la palabra clave es sensibilidad. Lorca la tuvo, Picasso también. Broncano no. Él vende carcajadas fáciles, pero jamás sabrá qué significa escuchar un olé nacido del alma de un pueblo.

Maltrato es una palabra manoseada. ¿Maltrato para quién? Para quien nunca pisó una plaza, claro. El toro bravo es criado con dignidad y muere con grandeza. Eso no cabe en la tele de Broncano.

Broncano saca la jauría, pero la jauría no tiene ni idea de lo que es tradición. No conocen ni la mitad de la cultura que hay detrás de un paseíllo. Hablan por hablar.

Yo respeto a quien no va a los toros, pero me niego a que me falten el respeto. Lorca escribió del toro como nadie. Picasso lo pintó. Calamaro lo canta. Broncano, ¿qué aporta?

Lo de Broncano sí que es maltrato: es maltrato a la inteligencia. Es un programa que en todo caso, no es apto para una televisión pública. La especialidad de Broncano es llevar a un invitado para "servir a su amo", para que disfrute el que le ha puesto ahí, Pedro Sánchez. El invitado sabe cuál es su papel: hace de frontón para que Sánchez sonría. En otras palabras, palos al PP y a los que no caen bien a Sánchez.

La televisión de hoy fabrica aplausos como antes se fabricaban tornillos. El público que ríe a Broncano lo hace porque está contratado. Pero las emociones de un tendido no se compran. Eso es real.

Si de verdad te duele el toro, no lo veas. Pero tampoco insultes al que encuentra belleza en él. La libertad cultural significa aceptar que otros sientan distinto. Eso es lo que Broncano no entiende.

Poco se habla de la agresividad del público contra la invitada. Mariló Montero mantuvo en todo momento una actitud dignísima, a pesar de saber que Broncano ordenaba los ataques del público con gestos, señalamientos o miradas.

El problema no es Broncano. El problema es que gente sin raíces, sin memoria, sin campo en las venas, se cree con derecho a dictar moral. Que se miren en Picasso antes de hablar.