Foros Toreros

El independentismo catalán ha fracasado; ha caído con estrépito; camina con paso rápido hacia el cementerio. Han asistido a la manifestación anual, la gran convocatoria, el cónclave separatista esperado durante todo el año 41.000 personas en cinco manifestaciones. RIP Independentismo catalán. La cifra de Barcelona, 28.000 asistentes, la ha proporcionado un amigo -la policía municipal de Barcelona-. No eran tantos.

Sánchez dará muerte al independentismo catalán: la Diada se hunde en 7 años

La Diada se ha convertido en la crónica de una decadencia. Año tras año, las imágenes de calles repletas han dejado paso a manifestaciones menguantes, hasta reducirse a actos casi testimoniales. Desde que Pedro Sánchez gobierna, el declive ha sido constante y sostenido.

En 2012, la ANC y Òmnium presumían de cifras millonarias: 1,2 millones de personas según la Guardia Urbana. Quince años después, apenas 40.000 salieron a la calle. De la euforia separatista a la melancolía en menos de dos décadas.

Sánchez no ha combatido al independentismo con dureza, sino con el bisturí de la política: indultos, diálogo, pactos presupuestarios. Ha transformado la confrontación en rutina y ha dejado a las entidades soberanistas sin épica ni capacidad de movilización.

Mientras tanto, el independentismo se consume en sus propias luchas. ERC y Junts desconfían entre sí, sus líderes se acusan de traición y la sociedad catalana, golpeada por la crisis económica, ha dejado de acudir en masa a unas calles que ya no prometen ninguna independencia real.

O Sánchez o separatismo. Cada mes con Sánchez en La Moncloa la sangría independentista es mayor. La emigración constante diluye la base nacionalista de las ciudades catalanas. Si Junts y ERC no “matan” a Sánchez en el Congreso, será Sánchez quien dé muerte política al separatismo en Cataluña.

Sánchez ha hecho más contra el independentismo que todos los gobiernos del PP juntos. Lo ha dejado seco.

El separatismo no ha muerto de un golpe, sino de aburrimiento. Sánchez les ha quitado la épica.

Cada día que pasa con Sánchez en Moncloa, Junts y ERC pierden fuerza. Matemática pura.

Los que gritaban independencia ahora ni asoman. El cambio demográfico y el desgaste político son imparables.

Voy a dar la primera explicación: escapar en un maletero. Una nación se construye con actos heroicos; salir por patas y fugarse en un maletero es absolutamente ridículo. A partir de aquí murió el romanticismo. Con Puigdemont como líder, el independentismo ha muerto.

Sánchez, sin proponérselo, será recordado como el presidente que enterró al procés.

Los independentistas soñaban con el Estado propio, y Sánchez les regaló el Estado placebo.

El independentismo ya no llena plazas, ni calles, ni urnas. Solo Twitter.