Las cinco libertades del bienestar animal y su extraño origen
Publicado: Lun Sep 29, 2025 11:21 am
Las cinco libertades del bienestar animal y su extraño origen
Con el paso de las décadas, las cinco libertades creadas en los años sesenta, se consolidaron como el fundamento ético y estético del animalismo contemporáneo. Ético, porque ofrecían un marco moral sencillo y universal para denunciar situaciones de sufrimiento; estético, porque aportaban un relato poderoso, fácilmente comunicable en campañas y medios, que reforzó la idea de que los animales tenían derechos básicos reconocibles por cualquiera.
Las cinco libertades no nacieron de un comité científico neutral ni de un trabajo universitario. Su punto de arranque fue el libro Animal Machines (1964), escrito por Ruth Harrison, una activista sin formación técnica ni científica.
Harrison consiguió darle forma divulgativa a algo que las sociedades protectoras de animales, muy activas desde el siglo XIX en Gran Bretaña (como la RSPCA), tomaron por bandera: la denuncia contra la ganadería intensiva, que comenzaba a implantarse con fuerza en Europa.
Ni a Harrison ni a estas protectoras de animales les incomodó pasar por alto el gran logro que la ciencia y la veterinaria habían conseguido para la humanidad: la producción intensiva de proteínas de origen animal que mejoraba de manera decisiva la alimentación de todas las clases sociales, especialmente de las más humildes.
Estas libertades son cinco y se enuncian así:
Vivir sin hambre ni sed.
Vivir sin malestar físico ni ambiental.
Vivir sin dolor, lesiones ni enfermedades.
Poder expresar conductas naturales propias de la especie.
Vivir sin miedo ni estrés.
Con el paso de las décadas, las cinco libertades creadas en los años sesenta, se consolidaron como el fundamento ético y estético del animalismo contemporáneo. Ético, porque ofrecían un marco moral sencillo y universal para denunciar situaciones de sufrimiento; estético, porque aportaban un relato poderoso, fácilmente comunicable en campañas y medios, que reforzó la idea de que los animales tenían derechos básicos reconocibles por cualquiera.
Las cinco libertades no nacieron de un comité científico neutral ni de un trabajo universitario. Su punto de arranque fue el libro Animal Machines (1964), escrito por Ruth Harrison, una activista sin formación técnica ni científica.
Harrison consiguió darle forma divulgativa a algo que las sociedades protectoras de animales, muy activas desde el siglo XIX en Gran Bretaña (como la RSPCA), tomaron por bandera: la denuncia contra la ganadería intensiva, que comenzaba a implantarse con fuerza en Europa.
Ni a Harrison ni a estas protectoras de animales les incomodó pasar por alto el gran logro que la ciencia y la veterinaria habían conseguido para la humanidad: la producción intensiva de proteínas de origen animal que mejoraba de manera decisiva la alimentación de todas las clases sociales, especialmente de las más humildes.
Estas libertades son cinco y se enuncian así:
Vivir sin hambre ni sed.
Vivir sin malestar físico ni ambiental.
Vivir sin dolor, lesiones ni enfermedades.
Poder expresar conductas naturales propias de la especie.
Vivir sin miedo ni estrés.