Foros Toreros

Las investigaciones sobre el núcleo duro de Sánchez continúan. Con Cerdán en la cácel, Ábalos sigue siendo protagonista y hoy por partida cuádruple: Ábalos mantenía a 4 mujeres a la vez. Todo un caballero. Seguro que las mujeres, especialmente las feministas, saben reconocerlo las primeras.

Cantidades satisfechas con ingresos no declarados por el "señor" Ábalos

Cuando el progresismo se acuesta con cuatro: el doble rasero de Ábalos

El caso Ábalos vuelve a sacudir la política española, no solo por la gestión de fondos y favores, sino por la revelación de que mantenía a cuatro mujeres a la vez, presentándose en público como adalid del feminismo y la igualdad. La contradicción entre discurso y práctica se convierte en una grieta difícil de disimular, más aún en un partido que presume de tener la bandera de la causa femenina.

Lo curioso es que las críticas más duras no han llegado de la oposición, sino de la propia voz de muchas mujeres que ven en esta conducta un patrón demasiado común: hombres que se autoproclaman progresistas, feministas y caballeros, pero que en privado reproducen el machismo más rancio. La decepción es mayor precisamente porque se camufla bajo un envoltorio de superioridad moral.

Mi mujer dice que si Ábalos presume de caballerosidad por mantener a cuatro mujeres a la vez, lo que demuestra en realidad es desprecio hacia todas.

Ojo, que pueden ser cinco mujeres, cinco, no cuatro. Dato importante, que como caballero destacará por los siglos.

Mi novia me comentó que cada vez que un político se autoproclama feminista y progresista, desconfía; suele ser fachada para ocultar sus miserias.

Algunos dicen que eran cinco mujeres. Este es un dato que exige verificación. Verificación oficial.

Mi hermana me dijo que esas dobles o cuádruples vidas solo confirman la falta de respeto de ciertos hombres que, en público, venden moralidad.

Mi madre piensa que quienes se envuelven en la bandera del feminismo desde el poder lo hacen para blindarse, no por convicción.

Mi amiga del trabajo me soltó que las feministas que callen ante esto quedarán retratadas: la igualdad no se predica, se practica.

Una vecina me resumió que es un machismo de élite: el político que paga, manipula y controla a varias mujeres mientras se proclama defensor de sus derechos.