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El alcalde de Málaga “se carga” los coches de caballos

El Ayuntamiento de Málaga ha anunciado que las 25 licencias que aún permitían la circulación de coches de caballos serán revocadas este año, en lugar del plazo originalmente previsto para 2035, y que los titulares recibirán una indemnización de aproximadamente 125.380 € por licencia.

La medida, justificada por el Ejecutivo municipal como necesaria por razones de “seguridad y salubridad”, deja sin resolverse qué ocurrirá con los caballos, qué destino serán destinados ni en qué condiciones se acordó con los cocheros el cierre del servicio.

Con esta decisión se apaga una de las pocas melodías vivas que quedaban en la ciudad. El ritmo pausado de los cascos sobre el empedrado, el brillo del cuero y el saludo del cochero eran un pequeño recordatorio de que Málaga no siempre fue ruido, tráfico y prisas. Cada coche de caballos llevaba consigo una historia, una familia, una manera digna de ganarse la vida. Desaparecerán los animales, sí, pero también la mirada de los niños, la sonrisa de los turistas y esa sensación cálida de que aún quedaba algo auténtico bajo el sol.

Y lo que queda después es el silencio: una ciudad más cómoda, más limpia quizás, pero también más fría. Cuando se sustituye el trote de un caballo por el zumbido de un motor eléctrico, se pierde algo más que una costumbre; se pierde una parte de lo que nos hace humanos, esa conexión simple y noble con lo natural, con lo que respira y responde.

El alcalde de Málaga es un insensato. Quiere parecerse a San Francisco o a alguna capital tecnológica y se apunta a lo woke con el entusiasmo de un bachiller: un poco de mesura, templanza, sosiego; que las modas pasan, y la naturaleza sigue.

¿Qué va a pasar con los caballos que ahora ya no serán usados? ¿Quién se hará cargo de sus cuidados?

El alcalde ha logrado lo que siglos de urbanismo salvaje no consiguieron: borrar de un plumazo al último caballo que se atrevía a pisar el centro.

Málaga ya puede presumir de modernidad: ni un relincho que estorbe los selfies ni un cochero que tape los patinetes eléctricos.

Todo será seguridad, salubridad y silencio... hasta que el siguiente decreto prohíba las palomas por defecar sin licencia.

El alcalde de Málaga está pidiendo ser retirado del cargo, pero no sabe cómo hacerlo.

El alcalde de Málaga tenía que poner de su bolsillo el coste de retirar los coches de caballos si tanto le disgustan. Ojalá el próximo alcalde entienda lo que significa un coche de caballos de alquiler en una gran ciudad.

Eso sí, los turistas podrán pasear en vehículos eléctricos con forma de carruaje, escuchar relinchos grabados y creer que viven la “experiencia andaluza” por solo 49 euros.