El toro huidizo de la política: se necesita grupo de presión protaurino
Publicado: Vie Oct 24, 2025 5:14 pm
El toro huidizo de la política: se necesita grupo de presión protaurino
Durante décadas, la política española ha toreado de salón cuando se trata de la tauromaquia. Esta semana, un artículo publicado en El País bajo el título El toro huidizo de la política (https://elpais.com/cultura/2025-10-22/e ... itica.html) lo ha recordado con crudeza: ningún partido, en la etapa democrática, ha mostrado un compromiso real con la defensa de la fiesta. El texto señalaba que la tauromaquia ha sido tratada más como un escaparate electoral que como un patrimonio cultural que merece ser protegido. Mientras se multiplican las fotos en callejones y burladeros en campaña, el armazón legal y político que la sostiene se ha ido desmoronando sin que nadie levante la voz.
Hubo, sin embargo, dos excepciones luminosas. Juan Antonio Arévalo, senador socialista, fue el impulsor de la Ley 10/1991, un texto pionero que apostaba por la integridad y la lucha contra el fraude en los espectáculos taurinos. Años más tarde, Juan Manuel Albendea, diputado del Partido Popular, lideró desde la Comisión de Cultura del Congreso la Ley 18/2013, que reconoció la tauromaquia como patrimonio cultural de España. Ambos comprendieron que no se trataba de ideología, sino de libertad y cultura. Cuando ellos se fueron, nadie tomó el relevo.
Esa ausencia de continuidad política ha dejado a la fiesta en tierra de nadie. Las competencias se esconden en consejerías sin peso cultural, los partidos esquivan el tema con calculada tibieza y el antitaurinismo institucional avanza con paso firme, confiado en que la falta de público acabe por hacer el trabajo. Mientras tanto, la tauromaquia carece de un frente organizado, de una voz sólida y transversal que defienda su lugar en el espacio público. Y aquí aparece la cuestión de fondo: la necesidad urgente de un grupo de presión protaurino moderno, coordinado y eficaz.
Durante décadas, la política española ha toreado de salón cuando se trata de la tauromaquia. Esta semana, un artículo publicado en El País bajo el título El toro huidizo de la política (https://elpais.com/cultura/2025-10-22/e ... itica.html) lo ha recordado con crudeza: ningún partido, en la etapa democrática, ha mostrado un compromiso real con la defensa de la fiesta. El texto señalaba que la tauromaquia ha sido tratada más como un escaparate electoral que como un patrimonio cultural que merece ser protegido. Mientras se multiplican las fotos en callejones y burladeros en campaña, el armazón legal y político que la sostiene se ha ido desmoronando sin que nadie levante la voz.
Hubo, sin embargo, dos excepciones luminosas. Juan Antonio Arévalo, senador socialista, fue el impulsor de la Ley 10/1991, un texto pionero que apostaba por la integridad y la lucha contra el fraude en los espectáculos taurinos. Años más tarde, Juan Manuel Albendea, diputado del Partido Popular, lideró desde la Comisión de Cultura del Congreso la Ley 18/2013, que reconoció la tauromaquia como patrimonio cultural de España. Ambos comprendieron que no se trataba de ideología, sino de libertad y cultura. Cuando ellos se fueron, nadie tomó el relevo.
Esa ausencia de continuidad política ha dejado a la fiesta en tierra de nadie. Las competencias se esconden en consejerías sin peso cultural, los partidos esquivan el tema con calculada tibieza y el antitaurinismo institucional avanza con paso firme, confiado en que la falta de público acabe por hacer el trabajo. Mientras tanto, la tauromaquia carece de un frente organizado, de una voz sólida y transversal que defienda su lugar en el espacio público. Y aquí aparece la cuestión de fondo: la necesidad urgente de un grupo de presión protaurino moderno, coordinado y eficaz.