El Gran Garrote: la doctrina de Roosevelt que aún resuena en la política de Trump
Publicado: Lun Oct 27, 2025 11:21 am
El Gran Garrote: la doctrina de Roosevelt que aún resuena en la política de Trump
Theodore Roosevelt, nacido el 27 de octubre de 1858 en Nueva York, fue un político de acción que encarnó el poder en expansión de Estados Unidos a comienzos del siglo XX. Su Doctrina del Gran Garrote dejó una huella profunda en la política exterior del país. Hoy, ecos de esa estrategia de fuerza —envuelta en diplomacia— se pueden rastrear en la retórica nacionalista y en el uso de la presión económica y militar defendida por Donald Trump. El lenguaje ha cambiado; la lógica de fondo, menos.
Hijo de una familia adinerada, Roosevelt superó una infancia marcada por el asma mediante una disciplina férrea de ejercicio y actividades al aire libre. Construyó su imagen de “Teddy” el vigoroso entre gimnasios, rifles y libros. Estudió en Harvard, donde se graduó con honores en 1880, y pronto destacó en política como republicano combativo, enemigo de la corrupción y amante de la acción directa. Además de político, fue naturalista, explorador, boxeador aficionado y escritor de obras como La caza del jabalí y La vida en las selvas. Su carácter se forjó aún más en Dakota del Norte, donde vivió como ranchero, aprendiendo dureza y autonomía. En 1898 renunció a su cargo como subsecretario de la Marina para organizar el regimiento Rough Riders, con el que participó en la Guerra hispano-estadounidense. Su carga en la Colina de San Juan, en Cuba, lo convirtió en héroe nacional. Aquella victoria no solo marcó el fin del dominio colonial español en América, sino que consolidó su visión imperialista. Años más tarde, en 2001, recibió póstumamente la Medalla de Honor por esa acción.
En 1898 fue elegido gobernador de Nueva York y, en 1901, tras el asesinato de William McKinley, asumió la presidencia con 42 años. Fue el presidente más joven hasta entonces. Su programa Square Deal equilibró intereses de trabajadores, empresarios y consumidores. Luchó contra los monopolios con la Ley Sherman Antimonopolio, mediando conflictos laborales como la huelga del carbón de 1902. Impulsó leyes sanitarias pioneras, inspiradas en parte por las denuncias de Upton Sinclair en La jungla. Además, creó el Servicio Forestal y protegió más de 230 millones de acres, convirtiéndose en el primer gran presidente conservacionista. Su huella más duradera surgió en política exterior. La Doctrina del Gran Garrote, formalizada en 1904 como Corolario Roosevelt a la Doctrina Monroe, legitimaba la intervención estadounidense en América Latina para evitar injerencias europeas. Roosevelt hablaba suavemente, pero dejaba a la vista el “garrote” militar. Lo aplicó en la Crisis Venezolana de 1902-1903, cuando bloqueó la presión europea mediante arbitraje, sin disparar un tiro. Lo repitió en Panamá —donde apoyó la independencia frente a Colombia para construir el Canal de Panamá—, así como en República Dominicana y Nicaragua. La prensa de la época captó el carácter teatral de esta política. En la célebre caricatura The Great Bullfight (1903), Roosevelt aparece como espectador en una corrida. El “Tío Sam” actúa de matador frente a un toro que representa las deudas y el caos latinoamericano, mientras Europa observa desde los tendidos. El garrote se muestra aquí como una faena impecable: sin sangre, pero con dominio absoluto de la escena.
Roosevelt también modernizó la presidencia. Fue el primer mandatario en usar el teléfono en la Casa Blanca, viajar en automóvil en un desfile y salir del país en funciones (Panamá, 1906). Su imagen —gafas, bigote y energía desbordante— se volvió icónica. Fundó el Partido Progresista de los Estados Unidos, conocido como Bull Moose Party, símbolo de su fuerza política. En 1912 sobrevivió a un atentado con una bala en el pecho y terminó su discurso antes de ser atendido.
En 1901, apenas un mes después de asumir la presidencia, Roosevelt invitó al educador afroamericano Booker T. Washington a cenar en la Casa Blanca —el primer presidente en hacerlo—, un gesto progresista que desató una tormenta racista en el Sur, con periódicos blancos clamando "mezcla de razas".
Falleció el 6 de enero de 1919 a los 60 años, agotado por una vida intensa. Su legado combina expansión imperial, reformas internas y un culto a la acción personal que marcaron el siglo XX. Combatió a España en Cuba, pero respetó su tradición y su simbología, incluida la tauromaquia, que observó como un rito de coraje. Su política del “garrote” —una mezcla de diplomacia elegante y fuerza implacable— sigue siendo una referencia para entender el poder global de Estados Unidos.
Theodore Roosevelt, nacido el 27 de octubre de 1858 en Nueva York, fue un político de acción que encarnó el poder en expansión de Estados Unidos a comienzos del siglo XX. Su Doctrina del Gran Garrote dejó una huella profunda en la política exterior del país. Hoy, ecos de esa estrategia de fuerza —envuelta en diplomacia— se pueden rastrear en la retórica nacionalista y en el uso de la presión económica y militar defendida por Donald Trump. El lenguaje ha cambiado; la lógica de fondo, menos.
Hijo de una familia adinerada, Roosevelt superó una infancia marcada por el asma mediante una disciplina férrea de ejercicio y actividades al aire libre. Construyó su imagen de “Teddy” el vigoroso entre gimnasios, rifles y libros. Estudió en Harvard, donde se graduó con honores en 1880, y pronto destacó en política como republicano combativo, enemigo de la corrupción y amante de la acción directa. Además de político, fue naturalista, explorador, boxeador aficionado y escritor de obras como La caza del jabalí y La vida en las selvas. Su carácter se forjó aún más en Dakota del Norte, donde vivió como ranchero, aprendiendo dureza y autonomía. En 1898 renunció a su cargo como subsecretario de la Marina para organizar el regimiento Rough Riders, con el que participó en la Guerra hispano-estadounidense. Su carga en la Colina de San Juan, en Cuba, lo convirtió en héroe nacional. Aquella victoria no solo marcó el fin del dominio colonial español en América, sino que consolidó su visión imperialista. Años más tarde, en 2001, recibió póstumamente la Medalla de Honor por esa acción.
En 1898 fue elegido gobernador de Nueva York y, en 1901, tras el asesinato de William McKinley, asumió la presidencia con 42 años. Fue el presidente más joven hasta entonces. Su programa Square Deal equilibró intereses de trabajadores, empresarios y consumidores. Luchó contra los monopolios con la Ley Sherman Antimonopolio, mediando conflictos laborales como la huelga del carbón de 1902. Impulsó leyes sanitarias pioneras, inspiradas en parte por las denuncias de Upton Sinclair en La jungla. Además, creó el Servicio Forestal y protegió más de 230 millones de acres, convirtiéndose en el primer gran presidente conservacionista. Su huella más duradera surgió en política exterior. La Doctrina del Gran Garrote, formalizada en 1904 como Corolario Roosevelt a la Doctrina Monroe, legitimaba la intervención estadounidense en América Latina para evitar injerencias europeas. Roosevelt hablaba suavemente, pero dejaba a la vista el “garrote” militar. Lo aplicó en la Crisis Venezolana de 1902-1903, cuando bloqueó la presión europea mediante arbitraje, sin disparar un tiro. Lo repitió en Panamá —donde apoyó la independencia frente a Colombia para construir el Canal de Panamá—, así como en República Dominicana y Nicaragua. La prensa de la época captó el carácter teatral de esta política. En la célebre caricatura The Great Bullfight (1903), Roosevelt aparece como espectador en una corrida. El “Tío Sam” actúa de matador frente a un toro que representa las deudas y el caos latinoamericano, mientras Europa observa desde los tendidos. El garrote se muestra aquí como una faena impecable: sin sangre, pero con dominio absoluto de la escena.
Roosevelt también modernizó la presidencia. Fue el primer mandatario en usar el teléfono en la Casa Blanca, viajar en automóvil en un desfile y salir del país en funciones (Panamá, 1906). Su imagen —gafas, bigote y energía desbordante— se volvió icónica. Fundó el Partido Progresista de los Estados Unidos, conocido como Bull Moose Party, símbolo de su fuerza política. En 1912 sobrevivió a un atentado con una bala en el pecho y terminó su discurso antes de ser atendido.
En 1901, apenas un mes después de asumir la presidencia, Roosevelt invitó al educador afroamericano Booker T. Washington a cenar en la Casa Blanca —el primer presidente en hacerlo—, un gesto progresista que desató una tormenta racista en el Sur, con periódicos blancos clamando "mezcla de razas".
Falleció el 6 de enero de 1919 a los 60 años, agotado por una vida intensa. Su legado combina expansión imperial, reformas internas y un culto a la acción personal que marcaron el siglo XX. Combatió a España en Cuba, pero respetó su tradición y su simbología, incluida la tauromaquia, que observó como un rito de coraje. Su política del “garrote” —una mezcla de diplomacia elegante y fuerza implacable— sigue siendo una referencia para entender el poder global de Estados Unidos.