Si el Rey viaja a China, Trump debe sacar a China de Venezuela y Cuba
Publicado: Mar Nov 11, 2025 10:30 am
Si el Rey viaja a China, Trump debe sacar a China de Venezuela y Cuba
El infierno de Oriente Medio parece, por primera vez en décadas, encaminado hacia una solución. Si las Fuerzas de Defensa de Israel culminan su labor contra los grupos terroristas —Hamás, Hezbolá y otros—, Irán quedará limitado en su capacidad de proyectar fuerza en la región. La guerra de Ucrania, sea cual sea su desenlace, podría beneficiar a Donald Trump. Quedará entonces otro frente: la guerra del narco.
Esa guerra no solo trata de drogas, sino de ideologías. Abarca gobiernos capturados por el dinero del crimen organizado y contaminados por un discurso político que se dice “popular” pero que, en la práctica, responde a intereses del comunismo más rancio. En ese tablero, Cuba y Venezuela son piezas cruciales. Especialmente Venezuela, con su inmensa riqueza petrolera y sus reservas de minerales estratégicos —las llamadas tierras raras—, que China ansía controlar. Estados Unidos y China son los enemigos.
Trump ha desplegado una fuerza naval impresionante en el Caribe. Sin embargo, aún no se atreve a dar el paso decisivo: romper el eje que une narcotráfico, ideología y poder político. Mientras tanto, Pekín avanza.
Y en ese contexto aparece el viaje del Rey de España a China. Un viaje con más fondo del que aparenta: una jugada diplomática que, bien entendida, podría reequilibrar fuerzas. Estados Unidos ha dejado tras de sí una estela de dependencia y miseria en todos los países de América. China, en cambio, ofrece la ilusión de prosperidad.
La visita de Felipe VI a China es un movimiento estratégico que obliga a Trump a proponer "algo" para llevar la democracia a Cuba y Venezuela.
El infierno de Oriente Medio parece, por primera vez en décadas, encaminado hacia una solución. Si las Fuerzas de Defensa de Israel culminan su labor contra los grupos terroristas —Hamás, Hezbolá y otros—, Irán quedará limitado en su capacidad de proyectar fuerza en la región. La guerra de Ucrania, sea cual sea su desenlace, podría beneficiar a Donald Trump. Quedará entonces otro frente: la guerra del narco.
Esa guerra no solo trata de drogas, sino de ideologías. Abarca gobiernos capturados por el dinero del crimen organizado y contaminados por un discurso político que se dice “popular” pero que, en la práctica, responde a intereses del comunismo más rancio. En ese tablero, Cuba y Venezuela son piezas cruciales. Especialmente Venezuela, con su inmensa riqueza petrolera y sus reservas de minerales estratégicos —las llamadas tierras raras—, que China ansía controlar. Estados Unidos y China son los enemigos.
Trump ha desplegado una fuerza naval impresionante en el Caribe. Sin embargo, aún no se atreve a dar el paso decisivo: romper el eje que une narcotráfico, ideología y poder político. Mientras tanto, Pekín avanza.
Y en ese contexto aparece el viaje del Rey de España a China. Un viaje con más fondo del que aparenta: una jugada diplomática que, bien entendida, podría reequilibrar fuerzas. Estados Unidos ha dejado tras de sí una estela de dependencia y miseria en todos los países de América. China, en cambio, ofrece la ilusión de prosperidad.
La visita de Felipe VI a China es un movimiento estratégico que obliga a Trump a proponer "algo" para llevar la democracia a Cuba y Venezuela.