Antonio Ferrera: obra pictórica en la arena de Las Ventas
Publicado: Dom Jun 02, 2019 6:32 pm
He leído unas cuantas crónicas taurinas sobre la faena de Antonio Ferrera y ninguna menciona un hecho que me parece importante, significativo, enigmático y lleno de vida a la vez: el diestro inicia la faena centrado en el ruedo y sobre el borde mismo entre el sol y la sombra. No se pone ahí por casualidad. El maestro elige dónde: el punto exacto en el que iniciar su obra; y elige cómo: en el movimiento nuevo de su muleta, del hombro baja al corazón y hacia abajo da un toque.
Y este es el cuadro de Goya. De luz y sombra, el vacío y la materia. La obra no está terminada, en apariencia; hay algo en el cuadro que se expresa en la mirada animal. No hay una respuesta concreta, exacta, verdadera, Goya no la dió tampoco. El cuadro es un símbolo, la luz frente a la oscuridad; el vacío y la materia, que se mezclan. Y aquí, sobre ello hay que actuar con sentimientos, reflejados en arte, para explicar el cuadro, para explicar la obra, para explicar la luz y la vida.
Hace dos semanas fue Morante de la Puebla en Sevilla quien sobre la arena dibujó un cuadro en su faena de muleta, con el sencillo gesto de acariciar con el pañuelo al toro.
Antonio Ferrera trazó el suyo en una réplica magistral también. Franciso de Goya, el de los toros, pintó este cuadro en los muros de su casa y luego -unos cuantos años después- se rescató como lienzo. No puso título, no lo explicó, es un símbolo, como el cuadro de Goya.
El título es Perro sobre arenas movedizas. ¿Quién ve las arenas movedizas? Nadie. El can acaso está al borde de un precipicio y muestra con su mirada el temblor del miedo, pero no sabemos a qué responde el gesto animal ¿se perdió el animal allí? ¿alguien le condujo a un punto de no retorno? ¿Miedo a la luz? ¿a la sombra? ¿Miedo al lado de acá? ¿Terror al lado de allá?
Antonio Ferrera ha dado respuesta y ha escogido llenar el vacío con arte. ARTE con mayúsculas. Pisar la línea que separa la luz de la sombra, pisar lo que separa el vacío y la materia; y abrir faena con un movimiento propio, original y en exclusiva para esta plaza y esta faena de su muleta del hombro, al corazón, y cayendo da el toque silencioso de la luz al arte, de la materia al sentimiento.
Y este es el cuadro de Goya. De luz y sombra, el vacío y la materia. La obra no está terminada, en apariencia; hay algo en el cuadro que se expresa en la mirada animal. No hay una respuesta concreta, exacta, verdadera, Goya no la dió tampoco. El cuadro es un símbolo, la luz frente a la oscuridad; el vacío y la materia, que se mezclan. Y aquí, sobre ello hay que actuar con sentimientos, reflejados en arte, para explicar el cuadro, para explicar la obra, para explicar la luz y la vida.
Hace dos semanas fue Morante de la Puebla en Sevilla quien sobre la arena dibujó un cuadro en su faena de muleta, con el sencillo gesto de acariciar con el pañuelo al toro.
Antonio Ferrera trazó el suyo en una réplica magistral también. Franciso de Goya, el de los toros, pintó este cuadro en los muros de su casa y luego -unos cuantos años después- se rescató como lienzo. No puso título, no lo explicó, es un símbolo, como el cuadro de Goya.
El título es Perro sobre arenas movedizas. ¿Quién ve las arenas movedizas? Nadie. El can acaso está al borde de un precipicio y muestra con su mirada el temblor del miedo, pero no sabemos a qué responde el gesto animal ¿se perdió el animal allí? ¿alguien le condujo a un punto de no retorno? ¿Miedo a la luz? ¿a la sombra? ¿Miedo al lado de acá? ¿Terror al lado de allá?
Antonio Ferrera ha dado respuesta y ha escogido llenar el vacío con arte. ARTE con mayúsculas. Pisar la línea que separa la luz de la sombra, pisar lo que separa el vacío y la materia; y abrir faena con un movimiento propio, original y en exclusiva para esta plaza y esta faena de su muleta del hombro, al corazón, y cayendo da el toque silencioso de la luz al arte, de la materia al sentimiento.