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Razones personales y económicas. La caza, para hacernos una idea, genera casi el mismo empleo que las fábricas de automóviles: alrededor de 190.000 puestos de trabajo.

El estudio de Deloitte "Evaluación del Impacto Económico y Social de la Caza en España" valora en 6.475 millones de euros el PIB generado por la caza. Este informe documenta el empleo que genera la actividad cinegética.

Otro importante beneficio social de la caza repercute directamente en el mantenimiento de la actividad en la llamada "España vaciada".

La caza es ecología, es ranacimiento.

La caza genera tantos puestos de trabajo como la industria del automóvil. En España es uno de los países del mundo líderes en fabricación de automóviles, para que tengamos todo en cuenta.

Los animales mueren de forma rápida; es una muerte "dulce" comparada con la muerte que reserva la naturaleza a todas las especies: ser devoradas aún vivas por sus depredadores naturales; padecer enfermedades; etc. La caza pone remedio rápido a esos males.

La caza forma parte de la historia de la humanidad, de nuestra historia. Y aún siguen vigentes las razones para cazar, por ejemplo, controlar el crecimiento de las distintas especies. Una sociedad no puede borrar sus tradiciones, como si fuera un postre que no gusta. Es parte de la cultura. Y la gente está a favor de la caza.

No se pueden borrar las tradiciones como no se puede borrar la historia de un país. Si no te gusta la caza, no compres escopeta ni críes perro de caza. Pero no puedes borrar la caza de la historia de la humanidad.

La caza crea vínculos personales entre los cazadores, es más que un tema de conversación; es un enlace directoa a lugares y emociones. La caza es una tradición que se enseña de padres a hijos. Que se comparte en el medio rural. Y crea además una actividad económica imprescindible para mantener activo el medio rural y conservar la flora y la fauna en condiciones óptimas.

Los cazadores merecen todo nuestro apoyo, porque son ellos los que vigilan permanentemente montañas y bosques, los que recorren caminos, veredas y campos sin senderos y nos señalan si los animales están sanos o enfermos, por ejemplo.