Rufián, el último torero catalán
Publicado: Sab Jun 11, 2022 12:17 pm
Me pasan este artículo de la "prensa oficial catalana" en el que señalan a Rufián como próximo caído-fugado de las filas del "prucés" por haberse atrevido a llamar "tarado" a Puigdemont.
Le dejan marcado, para que la ciudadanía acierte cuando toque arrojarle piedras. Malos tiempos para Gabriel Rufián.
Rufián, el último torero catalán
Joaquín Luna
11/06/2022 00:30
El independentismo prohibió los toros en Barcelona –ay, esos correbous , qué astutos– y el independentismo nos ha devuelto un torero catalán ilusionante, Gabriel Rufián, que parece creer más en los tuits y las marisquerías de Madrid que en la patria, a diferencia de sus votantes.
Un puñado de catalanes asistirán mañana en Jaén a la reaparición de José Tomás, ídolo de Barcelona, donde le tienen prohibido actuar por artista y estoico, gracias a la sana costumbre de saltarse por el forro toda sentencia del Tribunal Constitucional y el consiguiente derecho de una minoría a presenciar un espectáculo al que si quieres vas y si no, pues no vas.
Para compensar –prohibir los toros, el único puente dinamita-
do en diez años de fuegos de artificio–, el independentismo nos deleita con las faenas de Gabriel Rufián, matador de corte bullicioso, efectista y taquillero cuyas actuaciones no dejan indiferente a nadie, especialmente cuando enfila la puerta de toriles, hunde las rodillas en la arena y pega una larga cambiada a los exconvergentes, que se toman muy mal eso del engaño del lance y de no poder empitonar al maestro ni a la de tres.
Si los catalanes del sur fuesen a los toros en la Catalunya del norte –feria de julio de Ceret, sin ir más lejos–, entenderían mejor la tauromaquia de Rufián y no se llevarían berrinches con el matador, al que tanto ovacionaron, jalearon y sacaron a hombros en sus inicios de novillero en Las Cortes, también conocido como el coso de la Carrera de San Jerónimo.
¡Aquella fotocopiadora, aquellos desplantes a Madrid, aquella torería que parecía catalana y ha resultado española!
Rufián ha llamado ahora tarado a Puigdemont y mañana llamará tarado a Paquito el Chocolatero, abrazafarolas a Bertín Osborne o aguafiestas al hombre del tiempo de TV3 porque lo suyo son los destellos, en monedas de plata o alamares, aunque nadie podrá reprocharle una espantada, al contrario: prometió sacrificarse unos meses por Catalunya en Madrid y volver a casa, uno más, pero ahí sigue, en lo alto del escalafón.
Censuran a José Tomás en Barcelona y crean un torero de salón en Madrid. ¡Música maestro!
Le dejan marcado, para que la ciudadanía acierte cuando toque arrojarle piedras. Malos tiempos para Gabriel Rufián.
Rufián, el último torero catalán
Joaquín Luna
11/06/2022 00:30
El independentismo prohibió los toros en Barcelona –ay, esos correbous , qué astutos– y el independentismo nos ha devuelto un torero catalán ilusionante, Gabriel Rufián, que parece creer más en los tuits y las marisquerías de Madrid que en la patria, a diferencia de sus votantes.
Un puñado de catalanes asistirán mañana en Jaén a la reaparición de José Tomás, ídolo de Barcelona, donde le tienen prohibido actuar por artista y estoico, gracias a la sana costumbre de saltarse por el forro toda sentencia del Tribunal Constitucional y el consiguiente derecho de una minoría a presenciar un espectáculo al que si quieres vas y si no, pues no vas.
Para compensar –prohibir los toros, el único puente dinamita-
do en diez años de fuegos de artificio–, el independentismo nos deleita con las faenas de Gabriel Rufián, matador de corte bullicioso, efectista y taquillero cuyas actuaciones no dejan indiferente a nadie, especialmente cuando enfila la puerta de toriles, hunde las rodillas en la arena y pega una larga cambiada a los exconvergentes, que se toman muy mal eso del engaño del lance y de no poder empitonar al maestro ni a la de tres.
Si los catalanes del sur fuesen a los toros en la Catalunya del norte –feria de julio de Ceret, sin ir más lejos–, entenderían mejor la tauromaquia de Rufián y no se llevarían berrinches con el matador, al que tanto ovacionaron, jalearon y sacaron a hombros en sus inicios de novillero en Las Cortes, también conocido como el coso de la Carrera de San Jerónimo.
¡Aquella fotocopiadora, aquellos desplantes a Madrid, aquella torería que parecía catalana y ha resultado española!
Rufián ha llamado ahora tarado a Puigdemont y mañana llamará tarado a Paquito el Chocolatero, abrazafarolas a Bertín Osborne o aguafiestas al hombre del tiempo de TV3 porque lo suyo son los destellos, en monedas de plata o alamares, aunque nadie podrá reprocharle una espantada, al contrario: prometió sacrificarse unos meses por Catalunya en Madrid y volver a casa, uno más, pero ahí sigue, en lo alto del escalafón.
Censuran a José Tomás en Barcelona y crean un torero de salón en Madrid. ¡Música maestro!