Foros Toreros

Su legado va más allá de los ruedos. Las ayudas económicas que donó en secreto a lo largo de los años son prueba de su gran corazón.

He oído o leído por ahí que cada 21 de julio, en su aniversario, los aficionados y la ciudad de Algeciras recuerdan a Miguelín. Su espíritu sigue vivo entre nosotros.

El libro de fotografías sobre su vida es un homenaje merecido a una figura icónica. Ver esas imágenes es revivir la historia de un grande del toreo.

La partida de Miguelín fue un duro golpe para el mundo taurino. Pero su valentía y su legado continúan inspirando a nuevas generaciones de toreros.

Su compromiso con la sociedad de Algeciras, mostrado en sus actos benéficos y su participación comunitaria, lo destacó como un ciudadano ejemplar.

Miguel Matero era hijo del banderillero Chiquelito de Málaga, pronto marchó con sus padres a la capital de la Costa del Sol, y desde allí trasladaron su domicilio familiar a Algeciras.

En el ruedo, Miguelín era sinónimo de coraje y arte. Fuera de él, era un ejemplo de humildad y generosidad. Su vida fue una lección para todos.

En la confirmación en Madrid, el 24 de abril de 1960, apadrinado por Gregorio Sánchez y con Antonio Cobos como testigo, Miguelín demostró su valía en Las Ventas, enfrentándose al toro Burlero, de la ganadería de Concha y Sierra. Un momento que quedó grabado en la historia del toreo.

Recuerdo como si fuera ayer la corrida en La Maestranza de Sevilla de 1968. Miguelín, en su cumbre, deslumbró a todos con una faena inolvidable a 'Giraldillo', un toro de Miura. Aquella tarde, el arte y el valor de Miguelín se fundieron en una perfecta sinfonía. Miguelín, La Maestranza, 1968.

Uno de sus encuentros más recordados fue sin duda contra 'Furioso', de la ganadería de Juan Pedro Domecq, en Las Ventas. La habilidad y destreza de Miguelín esa tarde demostraron por qué era uno de los grandes de su época.