Foros Toreros

Pepe Luis Vargas y la tarde en que se veía muriendo

Fue un 23 de abril, corría el año 1987 y arrancaba la feria de Abril en Sevilla. Tres toreros Ruiz Miguel, Pepe Luis Vargas y Curro Durán abrirían al primera de feria. Y fue el quinto toro de la tarde. Pepe Luis Vargas reconoció después que necesitaba el triunfo; y que por ello recurrió a algo que no era su estilo. Irse a la puerta de chiqueros para recibir al toro de Barral. A los pocos segundos vino la cogida. Gravísima. Espeluznante. Sangre a borbotones. "Me veía morir" declaró después rememorando la carrera por el callejón hasta la enfermería mientras le apretaban la pierna para cortar la hemorragia de la arteria seccionada.

Pepe Luis Vargas, el torero de ‘tanto luchá pa ná’. Para seguir luchando, maestro

Pepe Luis Vargas nació en Sevilla, en 1959, y son los toreros de aquella generación los que se forjaron en las capeas populares. A los 16 años, en 1975 participó en una novillada en Osuna. Gustó al público. Dos años después, La Maestranza se abrió a su arte con picadores, y también triunfó. Dos años después ya era el primero entre los novilleros. Y estaba preparado para retos mayores, como tomar la alternativa y forjarse como torero con un brillante porvenir. Así, en 1979, cuatro años después, tomó la alternativa el 15 de abril de 1979. Ante el torero aparecía un futuro brillante a tenor de la opinión de la crítica y de la aceptación del público.

Pepe Luis Vargas tuvo un ascenso seguro en el escalafón de toreros. Sin embargo, las cosas surgieron como a la mayoría de los toricantanos de la época: tuvo pocas corridas de toros. Y alguna desgracia. Como inoportunas cogidas. Lo que parecía un brillante futuro como novillero con el paso de los años tuvo tintes sombríos y sabor amargo.

Estas imágenes devuelven el toreo a lo que es, la autenticidad de la verdad sin dobleces, sin engaños, sin fraudes: Una corrida de toros es un espectáculo donde lo que sucede "sucede de verdad" y el suceso puede llegar la tragedia hasta el final, el requiescat.

Pepe Luis Vargas tardó un año en recuperarse de aquella dramática cornada. Recuperó bien. Con toda la ilusión del mundo. Y al año enseguida se puso a torear; pero dos años después las cosas se torcieron y los empresarios dejaron de contar con el torero. En 1991 habiendo toreado 5 tardes sin el éxito esperado, anunció que se cortaba la coleta y colgaba los trastos.