Lances de futuro desde el primer año tiene que dejar su marca. A pesar de que los propietarios se quedan con casi el 30% de los ingresos brutos -ojo, brutos- como buen empresario tiene que saber llenar la plaza, con nuevos argumentos.

El temple de su segunda faena fue puro arte. No todo es poder, también hay que saber medir el pulso.

La fiesta no está en retirada, está mutando. Y los jóvenes son los que la empujan hacia adelante.

Conocí a alguien que trabaja en la embajada en aquellas fechas. Aquello, me decía, fue más difícil de organizar que un tratado comercial. Había que explicarlo todo, pero el público la mayoría entendía muy poco o nada.

Vicente Hernández es el símbolo de todos los hermanos que guardaron el recuerdo del caído sin poder contarlo. Su gesto es un acto de justicia poética.

Tener 60 bueyes propios es dedicación total: los entrenaba como una cuadrilla.

A las hijas hay que rescatarlas del miedo, no solo hacer leyes simbólicas. Que haya recursos reales para protegerlas.

Las bibliotecas no son cosa del pasado: son trincheras culturales. Y ahí estamos.

Se indignan por un toro y sonríen ante un verbo de guerra. Muy civilizados.

Que permitan negocios privados sin control asfixiante, que florezca la iniciativa individual, que la gente aprenda a decidir con su propio bolsillo.