Herminio Jiménez “Chaca”, el capotero gitano que hizo escuela en Medina de Rioseco

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Herminio Jiménez “Chaca”, el capotero gitano que hizo escuela en Medina de Rioseco

Herminio Jiménez “El Chaca” nació en Zamora alrededor de 1947 —según las fuentes que lo sitúan con 75 años al momento de su fallecimiento— y murió el 1 de julio de 2022 en Medina de Rioseco (Valladolid), la localidad con la que quedó vinculado para siempre. Procedía de una familia gitana con hondas raíces taurinas. Su padre, Herminio Jiménez “El Búfalo”, fue novillero y llegó a formar pareja artística con Gúmer Galván en sus inicios, transmitiendo desde muy temprano la pasión por el toreo a su hijo.

Desde niño, “Chaca” mostró una natural disposición para el capote. Sus primeros lances los dio en entornos humildes, enfrentando no solo las dificultades técnicas propias del oficio, sino también barreras sociales y precariedad económica. Su carrera profesional se desarrolló principalmente como novillero artístico sin picadores, destacando por un estilo profundamente gitano, con duende, pureza y temple.

Su nombre apareció por primera vez en carteles impresos en el Coso de la Amargura de Zamora, donde debutó con picadores en sus comienzos. Participó en numerosas novilladas, sobre todo en las nocturnas de Valladolid, y también en festivales locales en Rioseco junto a diestros como Chema Rueda y Justo Berrocal, durante los recordados festejos organizados por los hermanos Peralta en el Coso del Carmen.

Tras una etapa laboral en la empresa automovilística Fasa-Renault en Valladolid, “Chaca” se consolidó como mozo de espadas profesional, un oficio que ejerció con enorme dedicación durante décadas. Acompañó a toreros como Jorge Manrique (zurdo y riosecano), César Manrique, Antonio Martín, Manolo Sánchez, Rodolfo Pascual y Carlos Doyague, siendo testigo directo de tardes importantes, entre ellas una memorable en Las Ventas inmortalizada en una fotografía de Luis Vega. Era célebre su toreo de salón: ejecutaba verónicas gitanas de gran plasticidad y encaje, como aquella recordada tienta en la ganadería Trifino Vegas.

A partir de la década de 1990, Herminio centró su legado en la enseñanza. Fue fundador y profesor principal de la Escuela Taurina de Medina de Rioseco, la primera de Castilla y León, impulsada por la Peña Taurina Jorge Manrique hacia 1992. Junto a directores como Raúl Alonso y Jesús Pedrosa, enseñaba a los jóvenes cada sábado, transmitiendo tanto técnica —el toreo gitano de duende— como valores fundamentales: respeto, constancia y la importancia de la educación. Colaboró activamente con la Federación Taurina de Valladolid y fue jurado habitual del Bolsín Taurino Ciudad de los Almirantes, que más tarde evolucionó a certamen de tentaderos.

Amante del toreo puro, capotero empedernido y gran aficionado, admiraba profundamente a diestros como Morante de la Puebla y Paulo Filho. Tuvo cinco hijos, entre ellos Herminio José Jiménez Escudero “Hermi”, quien siguió sus pasos como alumno de la escuela riosecana, novillero con caballos y posteriormente banderillero de toros.

Su muerte el 1 de julio de 2022 fue sentida en toda la comarca taurina vallisoletana. Para muchos, “Chaca” representó la figura esencial del torero de base: humilde, entregado y profundamente ligado a su tierra. Su verdadero legado no fue una tarde de gloria, sino décadas de toreo transmitido desde la verdad y el ejemplo.