Foros Toreros

La agricultura está enganchada a eso aunque no lo parezca. Los fertilizantes —como la urea o los nitratos— se fabrican con gas natural. Si el gas sube porque las plantas que lo transforman pagan más CO₂, el fertilizante sube. Es como si subiera el precio del pienso para las gallinas: tarde o temprano, el huevo lo pagas más caro.

Y los tractores… Aquí va una comparación para que lo entiendas sin botas de campo. Un agricultor en EE. UU. puede comprar un tractor de 200 CV por unos 66.000 €. El mismo tractor, misma marca, mismo color y configuración básica, en España cuesta 110.000 €. No hay mejoras: la diferencia es que aquí lleva incluido el coste del CO₂ del acero, de la fábrica y del transporte. Es como si un Volkswagen Passat básico costara casi el doble sólo por las “pegatinas verdes” que exige la UE.

No sólo se encarece lo que se fabrica aquí. El transporte marítimo, que mueve la mayoría de lo que comemos o usamos, ahora también paga por emitir CO₂. Es como si el cartero tuviera que pagar un impuesto por cada paso que da y, claro, el sello que compras en la oficina se dispara de precio.

La reducción de permisos de CO₂ no es casualidad: es política climática. La UE quiere recortar un 55 % de emisiones para 2030, así que cada año saca menos permisos a la venta. Es como si cada mes te vendieran menos tickets para usar el metro, pero te subieran el precio de cada uno.

La cadena es simple: suben los costes de producción → sube el precio de los alimentos → perdemos competitividad → importamos más. Y como traer cosas de fuera también es más caro… lo “barato” deja de serlo.

Tomy ya lo avisó en 2019: una vez que los costes básicos del campo suben, no hay marcha atrás en el corto plazo. Es como si plantaras un árbol equivocado: te acompañará años, y los frutos —en este caso, la subida de precios— los verás temporada tras temporada.

Dirá que no hay que preocuparse, que España es un país de paz y que el tema está “controlado” por Bruselas.