Foros Toreros

Lo curioso es que los antitaurinos hablan de respeto, pero no respetan ni la historia ni a quienes la vivimos con pasión.

En vez de entender la tauromaquia como lo hicieron Goya o Hemingway, los antitaurinos la juzgan desde la alfombra del salón, con su gato dormido.

Su altura de miras es tan baja que no ven más allá del comedero de su perro.

Reducir el ocio con animales a la vida de un caniche es tan ridículo como reducir la historia de Cervantes a un noviazgo inventado.

Cervantes en Argel, un drama universal. Los toros en las artes, una grandeza indiscutible. Y ellos empeñados en contarnos un cuento de mascotas.

Amenábar no ha encontrado ningún documento nuevo que pruebe con certeza que Cervantes era homosexual. Lo que hace es usar fuentes históricas poco claras, interpretaciones personales y libertad artística para contar una historia que insinúa una relación entre Cervantes y Hasán Bajá. Todo esto se basa en una parte de la historia que no está del todo clara.

El enemigo común se llama miedo: miedo a narrar la grandeza de España y miedo a aceptar que la tauromaquia es arte mayor.

Yo no necesito que me guste todo lo que pinta Picasso, pero sé que un genio como él veía en los toros un universo entero. Los antis no llegan ahí.

No toleran la diferencia. Amenábar no tolera que Cervantes sea grande sin su etiqueta personal, y los antis no toleran que la tauromaquia exista sin su moralina.

Siempre igual: reducen todo a su metro cuadrado. Así cualquiera se siente juez del mundo, con Netflix y pienso para gatos.