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Curro Romero, genio y figura, aniversario de su retirada

En un año estamos en el cuarto de siglo de la retirada de Curro Romero de los ruedos. Fue en la Algaba, el 22 de octubre, cuando en un festival mano a mano con Morante, se percató de la situación y decidió, para sorpresa de todo el mundo, anunciar su retirada ese mismo día en Clarín, el programa de toros de Radio Nacional.

¿La causa de la retirada? El mismo Curro Romero lo dijo: si un toro hiere a Morante, me tengo que quedar como único espada, "si me quedo con los seis toros hubiera sido un problema".

Y así, inopinada, e intempestiva, fue la retirada de una de las figuras de los últimos 50 años del toreo. Porque Curro Romero toreó por primera vez con caballos en septiembre de 1954. Y desde el 18 de marzo de 1959 como torero de alternativa.

Una vida intensa, la de Curro Romero. Ese mismo año, la última vez que se vistió con traje de luces fue en Murcia, el 10 de septiembre de 2000, corrida en la que alternó junto a Julián López El Juli y Pepín Jiménez, y donde se torearon toros de la ganadería de Luis Algarra. A la edad de 67 años. Curro Romero había nacido en 1933.​ Curro Romero no sabía entonces que aquella iba a ser su última aparición con el traje de luces.

Curro Romero en una foto autografiada, muy joven, pero con traje de luces. Antes de todo fue sarruján, o criado del pastor, en el cortijo de Queipo de Llano; luego, a los 14 años, se colocó como ayudante de farmacia en Camas, su pueblo; esta nueva ocupación le permitió llevar un dinero a casa y cierta facilidad para su preparación en el toreo de salón y eventualmente, asistiendo a tentaderos. Porque el anhelo hervía en Curro Romro desde su tierna infancia. Tenía ya 14 años cuando dejó su oficio como zagal.

7 de junio de 1985 en Las Ventas con el público encendido con el cuarto toro por una de las tardes de Antonio Chenel con el toro Cantinero, llegó Curro Romero y mandó sobre el quinto.

(Aplausos, firmado por Suárez-Guanes) A Curro Romero le da por torear y arma otro lío gordo a un animal de El Viti. “Estuvo extraordinario con el quinto. Con la mano diestra da los muletazos más calmosos, más despaciosos y hasta profundos de la tarde. Los adornos, como el barroco molinete o su garboso ayudado por bajo, quedan en la retina como algo perfecto. La certera estocada final da paso a una oreja, quizá premio menor del que se merecía”.

Suárez-Guanes, añadía: “No quiero cerrar la crónica sin mencionar la maravillosa manera de banderillear de Manolo Montoliu y el gran bregar de Martín Recio. Ambos tuvieron que saludar varias veces después de la gran faena de Antoñete”.

Curro Romero es historia de la tauromaquia.