Antonio Ordóñez, un torero para la historia
Publicado: Lun Dic 30, 2024 1:10 am
Antonio Ordóñez, un torero para la historia
Antonio Ordóñez Araujo, nacido el 16 de febrero de 1932 en Ronda, Málaga, y fallecido el 19 de diciembre de 1998 en Sevilla, es considerado uno de los toreros más importantes del siglo XX. Hijo del también torero Cayetano Ordóñez, conocido como "El Niño de la Palma", Antonio creció en un ambiente taurino y artístico.
Debutó como novillero en 1948 en Haro y tomó la alternativa el 28 de junio de 1951 en Madrid, de manos de Julio Aparicio. A lo largo de su carrera, Ordóñez se destacó por su estilo purista y su habilidad para realizar faenas memorables. Fue contemporáneo de toreros de estilo tremendista como El Cordobés, aunque no compartió ruedo con él. Su rivalidad con Luis Miguel Dominguín fue famosa y quedó inmortalizada en los escritos de Ernest Hemingway, quien lo consideraba uno de los mejores toreros de todos los tiempos.
Ordóñez encabezó el escalafón taurino en 1952 y 1959, y participó en la organización de la corrida goyesca de Ronda, convirtiéndose en su principal figura. Su legado incluye no solo sus triunfos en la plaza, sino también su influencia en la tauromaquia moderna y su amistad con figuras como Hemingway y Orson Welles, cuyas cenizas descansan en la finca de Ordóñez. Año de 1972 en Ronda, la corrida goyesca, con Antonio Ordóñez
Antonio Ordóñez Araujo, nacido el 16 de febrero de 1932 en Ronda, Málaga, y fallecido el 19 de diciembre de 1998 en Sevilla, es considerado uno de los toreros más importantes del siglo XX. Hijo del también torero Cayetano Ordóñez, conocido como "El Niño de la Palma", Antonio creció en un ambiente taurino y artístico.
Debutó como novillero en 1948 en Haro y tomó la alternativa el 28 de junio de 1951 en Madrid, de manos de Julio Aparicio. A lo largo de su carrera, Ordóñez se destacó por su estilo purista y su habilidad para realizar faenas memorables. Fue contemporáneo de toreros de estilo tremendista como El Cordobés, aunque no compartió ruedo con él. Su rivalidad con Luis Miguel Dominguín fue famosa y quedó inmortalizada en los escritos de Ernest Hemingway, quien lo consideraba uno de los mejores toreros de todos los tiempos.
Ordóñez encabezó el escalafón taurino en 1952 y 1959, y participó en la organización de la corrida goyesca de Ronda, convirtiéndose en su principal figura. Su legado incluye no solo sus triunfos en la plaza, sino también su influencia en la tauromaquia moderna y su amistad con figuras como Hemingway y Orson Welles, cuyas cenizas descansan en la finca de Ordóñez. Año de 1972 en Ronda, la corrida goyesca, con Antonio Ordóñez