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Existen tramas dedicadas al robo y venta de animales de compañía

En pleno siglo XXI, el tráfico de animales domésticos sigue siendo un negocio lucrativo para redes que operan con impunidad. La última prueba la ha dado el SEPRONA en Segovia, donde se ha destapado un caso que mezcla maltrato, engaño y documentos falsificados.

Todo comenzó cuando una mujer intentó implantar un chip a un cachorro comprado como si fuera adoptado. Lo que encontró la veterinaria fue un perro con colmillos mutilados, en mal estado y con un microchip ya implantado. El registro canino lo situaba en Córdoba, donde se le daba por perdido desde hacía un año.

La compradora confesó haberlo obtenido en Toledo por 460 euros, aunque nunca se le realizaron los tratamientos veterinarios que justificaban ese precio. La documentación, además, era falsa.

La Guardia Civil ha identificado e investigado a dos personas en Toledo. Este caso es solo un ejemplo de una práctica que convierte a los animales en víctimas silenciosas de redes que los roban, manipulan y venden con absoluta frialdad.

Esto no lo denuncian los ecologistas. Yo ya me he preguntado por qué no lo denuncian.

Y esas tramas no se investigan. Todo el mundo sabe que existen. Y en los refugios y sitios así, las "facturas" por gastos de lso animales allí metidos son un paraíso de la fantasía.

El Seprona tiene aquí un brillante trabajo que les situaría como héroes de la mayoría animalista. A qué están esperando?

Descubrir estas tramas es más beneficioso para los animales que rescatar cuatro gallos de pelea. Una trama implica una red importante y durante años haciendo cosas perjudiciales para los animales.

Los del Seprona lo tienen muy fácil. Tienen que exigir, y comprobar, la legalidad de todos los papeles necesarios para tener un refugio de mascotas.

Esto no es un caso aislado, es un sistema montado sobre la impunidad. Perros robados, maquillados, revendidos como “rescatados” y nadie responde. Pero eso sí, los mismos que se llenan la boca hablando de derechos animales, callan cuando el dinero cambia de manos. En nombre de la adopción, se han montado negocios sin control ni vergüenza.

El numerito es siempre el mismo: animal “rescatado”, pago de 400 o 500 euros “en concepto de gastos” y toma tu perro con chip cambiado y colmillos limados. Y encima te lo venden como acto de amor. Amor… por el dinero. Lo que hay es una mafia blanqueada por asociaciones que nadie fiscaliza.

¿Dónde están los registros, los seguimientos, los protocolos reales? ¿Quién fiscaliza que esos 460 euros hayan ido a vacunas, análisis o esterilización? Nadie. Se perdió en Córdoba y apareció a la venta en Toledo: esa es la ruta del abandono fingido. Y mientras tanto, el SEPRONA trabajando solo, sin el apoyo de los supuestos “protectores”.

Esto no es protección animal, es tráfico blando. Una red sin fronteras y con coartadas sentimentales. Te hacen pagar como si fuera una adopción responsable, pero es una venta opaca con facturas fantasma y documentos manipulados. Si esto pasa con un Yorkshire, imagina lo que no sabremos con otras razas menos “monas”.