El mar también tiene su lidia
Publicado: Jue Abr 10, 2025 11:45 am
El mar también tiene su lidia
El mundo ha cruzado un umbral simbólico: por primera vez, se cría más pescado del que se pesca. Como si el hombre, tras siglos de faena libre, estuviera aprendiendo a domesticar el océano, igual que el toro bravo nace en el campo abierto, pero se forma y se cría con mimo hasta convertirse en arte.
El informe State of World Fisheries and Aquaculture 2024, publicado por la FAO, retrata un planeta en el que casi el 90 % de las poblaciones marinas están explotadas al máximo, y un 34 % se pesca por encima de su capacidad de regeneración. Ante esta sobrepesca, la acuicultura —ese campo bravo sumergido— emerge como la alternativa que permitirá mantener la demanda alimentaria de un mundo que no deja de crecer.
Hoy se produce más pescado en piscifactorías que en alta mar. Y aunque esta práctica es vista con recelo por algunos, también hay quien valora la trazabilidad, el control sanitario y la sostenibilidad del proceso. Algo similar ocurre en el toreo moderno: el respeto a los ciclos naturales, la selección genética, el equilibrio entre tradición y adaptación a los nuevos tiempos. Porque, en el fondo, todo vuelve al campo. Y todo lo que viene del campo, si se hace con arte, puede ser noble y necesario.
Mientras en África el consumo de pescado podría disminuir —una paradoja para pueblos costeros históricamente dependientes del mar—, en otras regiones del mundo se espera que aumente. Y con él, crecerá el debate: ¿es la acuicultura una forma de respetar al mar o una nueva manera de explotarlo?
Como en la plaza, también en el océano la pregunta es la misma: ¿cómo lograr equilibrio entre fuerza y respeto, entre vida y muerte, entre tradición y futuro?
El mundo ha cruzado un umbral simbólico: por primera vez, se cría más pescado del que se pesca. Como si el hombre, tras siglos de faena libre, estuviera aprendiendo a domesticar el océano, igual que el toro bravo nace en el campo abierto, pero se forma y se cría con mimo hasta convertirse en arte.
El informe State of World Fisheries and Aquaculture 2024, publicado por la FAO, retrata un planeta en el que casi el 90 % de las poblaciones marinas están explotadas al máximo, y un 34 % se pesca por encima de su capacidad de regeneración. Ante esta sobrepesca, la acuicultura —ese campo bravo sumergido— emerge como la alternativa que permitirá mantener la demanda alimentaria de un mundo que no deja de crecer.
Hoy se produce más pescado en piscifactorías que en alta mar. Y aunque esta práctica es vista con recelo por algunos, también hay quien valora la trazabilidad, el control sanitario y la sostenibilidad del proceso. Algo similar ocurre en el toreo moderno: el respeto a los ciclos naturales, la selección genética, el equilibrio entre tradición y adaptación a los nuevos tiempos. Porque, en el fondo, todo vuelve al campo. Y todo lo que viene del campo, si se hace con arte, puede ser noble y necesario.
Mientras en África el consumo de pescado podría disminuir —una paradoja para pueblos costeros históricamente dependientes del mar—, en otras regiones del mundo se espera que aumente. Y con él, crecerá el debate: ¿es la acuicultura una forma de respetar al mar o una nueva manera de explotarlo?
Como en la plaza, también en el océano la pregunta es la misma: ¿cómo lograr equilibrio entre fuerza y respeto, entre vida y muerte, entre tradición y futuro?