“Malas lenguas” de Cíntora: socialismo hispano exprés para indignarse en camarilla
Publicado: Vie Abr 11, 2025 10:36 am
“Malas lenguas” de Cíntora, o sea, socialismo exprés para indignarse en camarilla
Jesús Cíntora volvió a TVE con Malas lenguas y parecía que iba a inventar la televisión pública. Un plató descomunal, estreno en La 1 y La 2 a la vez, y una misión sagrada: luchar contra los bulos con "rigor" y "humor". Qué bonito. Lástima que huela más a consigna reciclada que a aire fresco.
Desde el minuto uno, Cíntora se enfunda la capa de paladín contra las mentiras. Promete servicio público y parece creerlo. Pero el primer menú ya da pistas: Vox, franquismo, el novio de Ayuso... ¿Dónde están los bulos universales? Ah, no, que aquí se destapan solo los del otro bando.
El humor, dicen, es la cura. Y ahí entran los muñecos de Los Teletrapos, una troupe cómica y Quequé, que dispara a la derecha con puntería y a la izquierda con silenciador. Luego Cíntora aclara: "Es humor, no te asustes". ¿A quién se lo decía? ¿A la audiencia o al equipo que no se ríe?
Eso sí, el ritmo no falta. Dos horas en directo, VerificaRTVE al rescate y tertulianos como Palomera o Aroca aportando su dosis de neutralidad (más o menos). Pero cuando ves a Pablo Iglesias y un tipo de Sumar tirándose los trastos, te preguntas si es un debate o una secuela no autorizada de Sálvame Deluxe con pretensiones políticas.
Los datos son dulces: 11,8% de share y casi un millón de espectadores. TVE, feliz. Pero números no hacen milagros. Malas lenguas dice luchar contra la desinformación, pero lo que reparte es dirección emocional: te dicen con quién cabrearte, no por qué.
Cíntora dice que hay pluralidad. Claro. Por eso se ríen de Almeida por bailar, mientras otros temas desaparecen como si fueran incómodos. Pluralidad... pero de la que cabe en un solo aplauso.
En un mundo lleno de mentiras, esto podría ser un faro. Pero Malas lenguas se queda en megáfono. Y mientras nos venden que es servicio público, la sospecha crece: ¿no será solo socialismo de sofá, ese donde todos se indignan igual, aunque nadie se entere de nada?
Jesús Cíntora volvió a TVE con Malas lenguas y parecía que iba a inventar la televisión pública. Un plató descomunal, estreno en La 1 y La 2 a la vez, y una misión sagrada: luchar contra los bulos con "rigor" y "humor". Qué bonito. Lástima que huela más a consigna reciclada que a aire fresco.
Desde el minuto uno, Cíntora se enfunda la capa de paladín contra las mentiras. Promete servicio público y parece creerlo. Pero el primer menú ya da pistas: Vox, franquismo, el novio de Ayuso... ¿Dónde están los bulos universales? Ah, no, que aquí se destapan solo los del otro bando.
El humor, dicen, es la cura. Y ahí entran los muñecos de Los Teletrapos, una troupe cómica y Quequé, que dispara a la derecha con puntería y a la izquierda con silenciador. Luego Cíntora aclara: "Es humor, no te asustes". ¿A quién se lo decía? ¿A la audiencia o al equipo que no se ríe?
Eso sí, el ritmo no falta. Dos horas en directo, VerificaRTVE al rescate y tertulianos como Palomera o Aroca aportando su dosis de neutralidad (más o menos). Pero cuando ves a Pablo Iglesias y un tipo de Sumar tirándose los trastos, te preguntas si es un debate o una secuela no autorizada de Sálvame Deluxe con pretensiones políticas.
Los datos son dulces: 11,8% de share y casi un millón de espectadores. TVE, feliz. Pero números no hacen milagros. Malas lenguas dice luchar contra la desinformación, pero lo que reparte es dirección emocional: te dicen con quién cabrearte, no por qué.
Cíntora dice que hay pluralidad. Claro. Por eso se ríen de Almeida por bailar, mientras otros temas desaparecen como si fueran incómodos. Pluralidad... pero de la que cabe en un solo aplauso.
En un mundo lleno de mentiras, esto podría ser un faro. Pero Malas lenguas se queda en megáfono. Y mientras nos venden que es servicio público, la sospecha crece: ¿no será solo socialismo de sofá, ese donde todos se indignan igual, aunque nadie se entere de nada?