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El ganadero Victorino Martín para quienes no conozcan su ganadería de toros bravos

Victorino Martín es una figura icónica en el mundo de la tauromaquia, especialmente conocida por ser el nombre detrás de una de las ganaderías de toros bravos más prestigiosas de España. Nacido en 1929 en Galapagar, Madrid, Victorino Martín Andrés fundó en 1965 una ganadería que lleva su nombre, dedicada a la cría de toros de lidia, animales criados específicamente para las corridas de toros. Su trabajo revolucionó el sector al apostar por un tipo de toro, el de encaste Santa Coloma-Albaserrada, conocido por su bravura, fiereza y carácter, en un momento en que este linaje estaba en declive.

Gracias a su visión y dedicación, logró no solo rescatar este encaste, sino también convertir a su ganadería en un símbolo de calidad y prestigio, con toros que han protagonizado corridas memorables en plazas como Las Ventas en Madrid.

La ganadería de Victorino Martín se distingue por criar toros que destacan por su fuerza, casta y comportamiento exigente en el ruedo, lo que los hace muy valorados por los aficionados que buscan emoción y autenticidad en las corridas. A diferencia de otras ganaderías que podrían priorizar toros más manejables, los de Victorino son conocidos por su seriedad y por "vender cara su vida", lo que significa que desafían al torero con su intensidad y nobleza. Este enfoque ha hecho que la ganadería sea sinónimo de integridad en la tauromaquia, y su legado ha sido reconocido con numerosos premios, como las 17 vueltas al ruedo otorgadas a sus toros en Las Ventas, un honor reservado a ejemplares excepcionales.

Una cosa que hay que saber desde ya: cuando se anuncia una corrida de Victorino en Madrid, la plaza cambia de temperatura. Se llena de un público distinto, más exigente, más veterano, más silencioso incluso. Hay una sensación de rito. No es lo mismo ver toros que ver Victorinos.

Aquí va lo mío: El toro de Victorino no regala nada. No es vistoso de salida, a veces entra feo por delante, pero en cuanto embiste... ahí te das cuenta del tesoro que lleva dentro. Son toros que no perdonan errores y que exigen verdad. Por eso tantos toreros los evitan.

La primera vez que escuché el nombre de Victorino fue por la tele, cuando un periodista dijo que había toros que daban miedo de verdad, y puso de ejemplo uno llamado "Velador", que hizo historia en Madrid. Desde entonces, entendí que no todos los toros eran iguales.

Victorino es como ese entrenador de fútbol que no ficha estrellas pero hace equipo. Él no busca el toro bonito de postal: busca el toro con alma, con carácter, con casta. Que te da una faena buena... si te la ganas.

El encaste Albaserrada, que es la base de la ganadería de Victorino, tiene una peculiaridad: mucha fijeza, una embestida que va a más y una mirada que mete miedo. Cuando ves un toro suyo humillar con ese tranco seco, entiendes por qué es una ganadería de culto.

Hay una anécdota que siempre cuento: en el año 2000, Victorino padre se enfrentó a una crisis brutal por una enfermedad del campo. Pensó en retirarse. Su hijo, Victorino Martín García, dio un paso al frente. Fue un relevo generacional en plena tormenta. Y aquí siguen.

Una parte importante del éxito de la ganadería es el trabajo mediático del jefe, Victorino Martín. Casi todas las semanas está en un medio de comunicación nacional; no solo medios taurinos. Importante.

Para quien no lo sepa: en Las Ventas hay una placa que recuerda al toro "Belador", lidiado por Ortega Cano en 1982. Es el único toro de Victorino al que se le ha dado la vuelta al ruedo en Madrid. Y es también el primer indultado en esta plaza. Historia pura.

He visto vídeos de corridas antiguas de Victorino, y me llama la atención cómo los toreros hablan de ellos con una mezcla de respeto y miedo. No hay ni un “ay” en falso que no se cobre caro. Si te equivocas, te lo recuerdan con los pitones.