Un cerdo en casa: mascota, reciclador... y declaración de principios
Publicado: Jue Jul 17, 2025 11:31 pm
Un cerdo en casa: mascota, reciclador... y declaración de principios
Cada vez más personas descubren que el cerdo, lejos del tópico granjero, puede ser un compañero doméstico excepcional. Con una inteligencia que rivaliza con la de los perros, memoria fina y afecto sincero, el cerdo se adapta al entorno humano con naturalidad. No exige más que tranquilidad, espacio para escarbar y alguien que lo mire como lo que es: un animal noble, sensible y más limpio de lo que muchos humanos imaginan.
Su otra gran virtud es silenciosa pero poderosa: convierte sobras en vida. Cáscaras de fruta, pan duro, arroz cocido, verduras pasadas... todo eso que acabaría fermentando en una bolsa negra, él lo transforma en energía y compost. El cerdo es un reciclador doméstico incansable, que no exige apps ni etiquetas verdes: basta con darle lo que ya no sirve, y él lo devolverá en forma de abono y silencio. Ni factura eléctrica, ni discurso, ni postureo.
En un gesto que incomodó a dos tíos, tres dogmas y a una influencer de mascotas, una joven madrileña adoptó su cerdito tras el consejo de su amigo, un musulmán de Casablanca con sentido del humor y alergia al fanatismo. "No hay antídoto más eficaz contra la estupidez sectaria —le dijo— que compartir la cocina con un cerdo al que no le importa tu dios, tu bandera ni tu marca de yogur". Desde entonces, el animal duerme a sus pies, se alimenta con lo que sobra y vigila, sin saberlo, la puerta del pensamiento libre.
Cada vez más personas descubren que el cerdo, lejos del tópico granjero, puede ser un compañero doméstico excepcional. Con una inteligencia que rivaliza con la de los perros, memoria fina y afecto sincero, el cerdo se adapta al entorno humano con naturalidad. No exige más que tranquilidad, espacio para escarbar y alguien que lo mire como lo que es: un animal noble, sensible y más limpio de lo que muchos humanos imaginan.
Su otra gran virtud es silenciosa pero poderosa: convierte sobras en vida. Cáscaras de fruta, pan duro, arroz cocido, verduras pasadas... todo eso que acabaría fermentando en una bolsa negra, él lo transforma en energía y compost. El cerdo es un reciclador doméstico incansable, que no exige apps ni etiquetas verdes: basta con darle lo que ya no sirve, y él lo devolverá en forma de abono y silencio. Ni factura eléctrica, ni discurso, ni postureo.
En un gesto que incomodó a dos tíos, tres dogmas y a una influencer de mascotas, una joven madrileña adoptó su cerdito tras el consejo de su amigo, un musulmán de Casablanca con sentido del humor y alergia al fanatismo. "No hay antídoto más eficaz contra la estupidez sectaria —le dijo— que compartir la cocina con un cerdo al que no le importa tu dios, tu bandera ni tu marca de yogur". Desde entonces, el animal duerme a sus pies, se alimenta con lo que sobra y vigila, sin saberlo, la puerta del pensamiento libre.