Alerta estratégica, taurinos: la operación Rufián impugna el sistema democrático y los toros
Publicado: Lun Jul 28, 2025 7:04 pm
Alerta estratégica, taurinos: la operación Rufián impugna el sistema democrático y los toros
Gabriel Rufián ha lanzado una propuesta de unidad para conformar un bloque plurinacional de izquierdas que agrupe a ERC, Bildu, BNG, Compromís, Més, Podemos y otras fuerzas que se mueven en los márgenes del socialismo oficial. Su llamada no es un brindis al sol: está apoyada en cifras, en historia electoral y en una idea que cala en tiempos de polarización: “coaligarse o impugnar”.
El objetivo real de la operación es dar el "sorpasso" al al PSOE con una mayoría alternativa de extrema izquierda. El “sorpasso” al socialismo no es una fantasía: ya ocurrió parcialmente en 2015 con más de siete millones de votos y podría volver a ocurrir si el nuevo Frente Popular toma forma. En un escenario de abstención alta, fragmentación del voto y desgaste socialista, el bloque plurinacional puede convertirse en la primera fuerza de izquierdas, no por identidad ideológica, sino por estrategia agregadora.
Mientras tanto, la extrema izquierda —consciente o no— trabaja en una estrategia de desgaste permanente. Cada cesión que exige a Sánchez erosiona la figura presidencial y acentúa el relato de un PSOE sin rumbo ni soberanía. La pinza funciona: media docena de partidos presionan al socialismo desde sus márgenes, lo exprimen en cada votación y lo presentan ante la opinión pública como rehén de sus pactos. No hay construcción conjunta: hay extracción. Y lo que se debilita no es solo Sánchez, sino la noción misma de un centro izquierda vertebrador.
Constato un hecho: la práctica totalidad de los partidos que forman ese nuevo frente son abiertamente antitaurinos. Varios con propuestas legislativas activas, alguno con una ambigüedad cómplice que espera la “muerte natural” de la tauromaquia por envejecimiento del público y asfixia institucional. La cultura taurina no solo no figura en su horizonte político, sino que forma parte de lo que quieren erradicar en nombre de una modernidad moralizante. De llegar al poder, su capacidad para prohibir, recortar o vaciar de contenido la tauromaquia sería real y acelerada.
Por eso este texto es también una alerta. Porque lo que Rufián ha puesto en marcha no es solo una operación electoral: es un movimiento que impugna el modelo de representación democrática tradicional y amenaza, de forma directa, al ecosistema cultural que incluye la tauromaquia. Los taurinos harían bien en tomar nota, porque no estamos ante una disputa entre siglas, sino ante un posible cambio de régimen simbólico. Y en ese nuevo régimen, los toros, como otros pilares culturales de raíz popular, no tendrán cabida. Aún hay tiempo para entenderlo. Y para responder.
Gabriel Rufián ha lanzado una propuesta de unidad para conformar un bloque plurinacional de izquierdas que agrupe a ERC, Bildu, BNG, Compromís, Més, Podemos y otras fuerzas que se mueven en los márgenes del socialismo oficial. Su llamada no es un brindis al sol: está apoyada en cifras, en historia electoral y en una idea que cala en tiempos de polarización: “coaligarse o impugnar”.
El objetivo real de la operación es dar el "sorpasso" al al PSOE con una mayoría alternativa de extrema izquierda. El “sorpasso” al socialismo no es una fantasía: ya ocurrió parcialmente en 2015 con más de siete millones de votos y podría volver a ocurrir si el nuevo Frente Popular toma forma. En un escenario de abstención alta, fragmentación del voto y desgaste socialista, el bloque plurinacional puede convertirse en la primera fuerza de izquierdas, no por identidad ideológica, sino por estrategia agregadora.
Mientras tanto, la extrema izquierda —consciente o no— trabaja en una estrategia de desgaste permanente. Cada cesión que exige a Sánchez erosiona la figura presidencial y acentúa el relato de un PSOE sin rumbo ni soberanía. La pinza funciona: media docena de partidos presionan al socialismo desde sus márgenes, lo exprimen en cada votación y lo presentan ante la opinión pública como rehén de sus pactos. No hay construcción conjunta: hay extracción. Y lo que se debilita no es solo Sánchez, sino la noción misma de un centro izquierda vertebrador.
Constato un hecho: la práctica totalidad de los partidos que forman ese nuevo frente son abiertamente antitaurinos. Varios con propuestas legislativas activas, alguno con una ambigüedad cómplice que espera la “muerte natural” de la tauromaquia por envejecimiento del público y asfixia institucional. La cultura taurina no solo no figura en su horizonte político, sino que forma parte de lo que quieren erradicar en nombre de una modernidad moralizante. De llegar al poder, su capacidad para prohibir, recortar o vaciar de contenido la tauromaquia sería real y acelerada.
Por eso este texto es también una alerta. Porque lo que Rufián ha puesto en marcha no es solo una operación electoral: es un movimiento que impugna el modelo de representación democrática tradicional y amenaza, de forma directa, al ecosistema cultural que incluye la tauromaquia. Los taurinos harían bien en tomar nota, porque no estamos ante una disputa entre siglas, sino ante un posible cambio de régimen simbólico. Y en ese nuevo régimen, los toros, como otros pilares culturales de raíz popular, no tendrán cabida. Aún hay tiempo para entenderlo. Y para responder.