Maduro acorralado: de la droga al riesgo de un conflicto mundial
Publicado: Lun Ago 25, 2025 11:54 pm
Maduro acorralado: de la droga al riesgo de un conflicto mundial
Venezuela se ha convertido en epicentro de una tensión global. Con las rutas del narcotráfico bajo cerco, la pérdida de aliados y el despliegue naval de Estados Unidos en el Caribe, Maduro enfrenta un escenario que amenaza con escalar hacia un conflicto de alcance mundial.
El tablero estratégico del Caribe
El despliegue naval de Estados Unidos frente a las costas venezolanas no es solo un ejercicio de presión. Se trata de una operación de inteligencia y bloqueo destinada a conocer a fondo las rutas marítimas y aéreas que conectan a Venezuela con el narcotráfico regional. Washington persigue dos objetivos simultáneos: frenar el flujo de cocaína hacia su propio territorio y asfixiar las finanzas que nutren a las estructuras militares y políticas del chavismo, conocidas popularmente como el “cartel de los soles”.
La respuesta de Caracas
Nicolás Maduro, consciente de que la guerra económica se ha transformado en una guerra por el control del tráfico ilícito, responde con una jugada de alto riesgo: solicita a Rusia drones de muy largo alcance, capaces incluso de penetrar el espacio aéreo estadounidense. No se trata solo de un gesto de defensa. La intención es elevar la apuesta y demostrar que Venezuela cuenta con un respaldo estratégico que disuade a cualquier operación militar directa.
Triple jaque a la continuidad de Maduro
Tres amenazas ponen en jaque la continuidad de Maduro al frente de Venezuela. La primera es la pérdida de ingresos y de control interno: las rutas del narcotráfico están vigiladas y el dinero que sostenía la lealtad de mandos militares y redes clientelares se reduce drásticamente, abriendo fisuras de poder en su propio territorio. La segunda es la pérdida del apoyo de China, Irán y Rusia: Pekín se distancia para no arriesgar sus intereses globales; Teherán prefiere no abrir un frente adicional; y Moscú, aunque envía señales simbólicas, no está en condiciones de comprometerse a fondo. La tercera pata es aún más inquietante: Cuba y Nicaragua callan.
Venezuela queda atrapada entre dos caminos: el recambio de la “revolución bolivariana” con un líder dócil a los intereses de Washington; o la devolución del poder a Edmundo González, vencedor de las elecciones de hace un año.
¿Hay alternativa a la pobreza?
La primera opción resulta tentadora para Estados Unidos. Una segunda Cuba, absolutamente arruinada, no representa peligro alguno para su seguridad. La segunda ofrece perspectivas inmediatas de buenos negocios, pero a largo plazo podría alentar una alianza anticomunista entre Venezuela y Argentina como polos mayores, junto con El Salvador y otros países menores. Una Hispanoamérica próspera sería la consecuencia más lógica de este escenario, aunque también la más temida en Washington.
Si Estados Unidos hubiera querido una Hispanoamérica próspera, ya lo habría hecho. No lo hizo, porque nunca estuvo en su agenda.
Venezuela se ha convertido en epicentro de una tensión global. Con las rutas del narcotráfico bajo cerco, la pérdida de aliados y el despliegue naval de Estados Unidos en el Caribe, Maduro enfrenta un escenario que amenaza con escalar hacia un conflicto de alcance mundial.
El tablero estratégico del Caribe
El despliegue naval de Estados Unidos frente a las costas venezolanas no es solo un ejercicio de presión. Se trata de una operación de inteligencia y bloqueo destinada a conocer a fondo las rutas marítimas y aéreas que conectan a Venezuela con el narcotráfico regional. Washington persigue dos objetivos simultáneos: frenar el flujo de cocaína hacia su propio territorio y asfixiar las finanzas que nutren a las estructuras militares y políticas del chavismo, conocidas popularmente como el “cartel de los soles”.
La respuesta de Caracas
Nicolás Maduro, consciente de que la guerra económica se ha transformado en una guerra por el control del tráfico ilícito, responde con una jugada de alto riesgo: solicita a Rusia drones de muy largo alcance, capaces incluso de penetrar el espacio aéreo estadounidense. No se trata solo de un gesto de defensa. La intención es elevar la apuesta y demostrar que Venezuela cuenta con un respaldo estratégico que disuade a cualquier operación militar directa.
Triple jaque a la continuidad de Maduro
Tres amenazas ponen en jaque la continuidad de Maduro al frente de Venezuela. La primera es la pérdida de ingresos y de control interno: las rutas del narcotráfico están vigiladas y el dinero que sostenía la lealtad de mandos militares y redes clientelares se reduce drásticamente, abriendo fisuras de poder en su propio territorio. La segunda es la pérdida del apoyo de China, Irán y Rusia: Pekín se distancia para no arriesgar sus intereses globales; Teherán prefiere no abrir un frente adicional; y Moscú, aunque envía señales simbólicas, no está en condiciones de comprometerse a fondo. La tercera pata es aún más inquietante: Cuba y Nicaragua callan.
Venezuela queda atrapada entre dos caminos: el recambio de la “revolución bolivariana” con un líder dócil a los intereses de Washington; o la devolución del poder a Edmundo González, vencedor de las elecciones de hace un año.
¿Hay alternativa a la pobreza?
La primera opción resulta tentadora para Estados Unidos. Una segunda Cuba, absolutamente arruinada, no representa peligro alguno para su seguridad. La segunda ofrece perspectivas inmediatas de buenos negocios, pero a largo plazo podría alentar una alianza anticomunista entre Venezuela y Argentina como polos mayores, junto con El Salvador y otros países menores. Una Hispanoamérica próspera sería la consecuencia más lógica de este escenario, aunque también la más temida en Washington.
Si Estados Unidos hubiera querido una Hispanoamérica próspera, ya lo habría hecho. No lo hizo, porque nunca estuvo en su agenda.