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La flotilla por Palestina vuelve a Barcelona para recoger "parejas" olvidadas

El alcalde de Barcelona ha confirmado su asistencia al acto de recibimiento y, como gesto simbólico, acudirá con su compañero sentimental. Ambos han solicitado a la organización de la flotilla que, en cuanto lleguen a Gaza, se les permita pasear a estos dos hombres cogidos de la mano y en actitud cariñosa por las avenidas arrasadas, como si se tratara de un romántico paseo de domingo.

Por su parte, Ada Colau no piensa quedarse atrás. Fiel a su ideario de relaciones abiertas, ha anunciado que acudirá acompañada de dos o tres hombres, en representación del poliamor municipal. El grupo ha solicitado también un paseo escenográfico por alguna de las avenidas destruidas, a ser posible con fotógrafos oficiales, para que la imagen de la solidaridad se complete con toques de ternura y hormonas progresistas.

La nota internacional la pondrá Greta Thunberg, que ha solicitado presentarse en Gaza como fervorosa admiradora de Cristóbal Colón. Según sus propias palabras, quiere “descubrir Gaza para el mundo”, y para reforzar la escenografía ha pedido que la acompañen mujeres gazatíes vestidas a la occidental, incluyendo minifalda y escote profundo. Greta, que anda fatal de historia y conocimientos básicos, lucirá además su corte de pelo siglo XVI, mezcla de viuda flamenca y paje de corte, convencida de que ese aire renacentista da autenticidad a su misión.

para seguir... A los catalanes les pedimos una aportación económica, pero no de esas que se hacen con monedas de céntimo. Queremos billetes grandes, aunque se les desencaje la mandíbula de la tacañería.

Les sugerimos también que trabajen un par de días gratis en cualquier cosa: en fábricas de cava, en oficinas aburridas o recogiendo aceitunas, y donen el producto íntegro para financiar la flotilla. Es el único modo de que dejen de ser tan sosos.

Los catalanes son muy trabajadores, eso sí. Así que hemos pensado en habilitarles turnos dobles: trabajan de día para ellos, de noche para Palestina. No se admiten excusas.

A la gente de izquierda que vino en masa a la despedida anterior, les pedimos que repitan. Esta vez con menos pancartas y más cheques. Menos consignas y más transferencias bancarias.

También les animamos a que organicen círculos de debate… pero cobrando entrada. Lo recaudado irá directamente a los gastos de combustible del barco.

Habrá recompensa especial para el más avispado: quien nos diga cuántas estrellas tiene el hotel en el que se aloja Greta Thunberg. Se rumorea que no baja de cinco, pero a lo mejor hay sorpresa.

Esos han salido a hacerse fotitos y selfis y cuando pasen unos días, vuelven: calculo que retornan para el 11 o el 12 de este mes.

Y recordamos que en la próxima despedida no vale quedarse en casa. Si alguien falta, tendrá que enviar una carta manuscrita explicando por qué prefirió Netflix a Palestina.