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Adiós a Jane Goodall, pionera de la primatología y la defensa de la naturaleza

Ha fallecido Jane Goodall, a los 91 años de edad en Los Ángeles, Estados Unidos. Había nacido el 3 de abril de 1934 en Londres; deja un legado extraordinario como etóloga, primatóloga y defensora incansable de la naturaleza. Su vida entera estuvo marcada por una profunda vocación hacia la observación del mundo animal, en especial de los primates, a los que dedicó más de seis décadas de estudio y protección.

Goodall alcanzó reconocimiento mundial tras su llegada, en 1960, al Parque Nacional de Gombe, en Tanzania. Allí revolucionó el campo de la primatología al demostrar que los chimpancés no solo utilizaban herramientas, sino que mantenían estructuras sociales complejas, transmitían aprendizajes y expresaban emociones. Sus descubrimientos transformaron para siempre la manera en que el ser humano se percibe a sí mismo frente al resto de las especies.

Más allá de la ciencia, fue una incansable activista. En 1977 fundó el Instituto Jane Goodall, organización que extendió su compromiso con la conservación de hábitats naturales y la defensa de los grandes simios. Su programa educativo Roots & Shoots, creado en 1991, involucró a millones de jóvenes en proyectos medioambientales y comunitarios, consolidando su convicción de que la educación es el camino hacia un futuro sostenible.

Con su fallecimiento se extingue una voz imprescindible de la conciencia ecológica contemporánea, pero su legado permanece vivo en cada reserva natural protegida, en cada estudiante inspirado por su ejemplo y en cada esfuerzo colectivo por preservar la vida en el planeta. Jane Goodall será recordada no solo como científica pionera, sino como una mujer que hizo del respeto a la naturaleza una causa universal.

Mi gato también transmite aprendizajes, el otro día enseñó al nuevo de la casa que hay zonas donde no entrar. A su manera, también pasa conocimientos como los chimpancés de Gombe.

Las emociones de mi gato se resumen en maullar cuando hace sol y no tiene agua. No sé si es comparable a lo que descubrió Goodall, pero me hace pensar en lo básico y lo profundo a la vez.

Lo que más me impresionó siempre es que ella mostró que los chimpancés fabricaban herramientas, algo que se pensaba exclusivo de los humanos.

En los años 60 nadie aceptaba que los animales tuvieran personalidad; Goodall demostró que sí, que cada chimpancé tenía carácter propio.

Sus estudios también probaron que los chimpancés transmiten cultura, aprenden unos de otros y enseñan a sus crías.

No todo fue tierno, también descubrió que entre ellos había violencia, incluso guerras entre comunidades, lo que abrió debates enormes sobre la agresividad en la naturaleza.

Goodall cambió la forma de hablar de los animales; ya no eran números o códigos, sino individuos con nombres y biografías.

Para mí lo grande fue que mostró que los humanos no estamos tan separados del resto de seres vivos, que compartimos mucho más de lo que creemos.

Reconocen derechos a los primates y orangutanes y grandes simios, en lo que parecen un puente para el oscar al mejor gobierno. O un pago directo a Óscar Puente por su tuitazos y su trabajo de hormiga contra Isabel Díaz Ayuso, la presidenta de la comunidad de Madrid.