Sin Hamás, Gaza corre el riesgo de fragmentarse en clanes familiares y tribales
Publicado: Sab Oct 04, 2025 12:00 am
Sin Hamás, Gaza corre el riesgo de fragmentarse en clanes familiares y tribales
A las 00.00 horas del lunes día 6 sabremos si Hamás acepta el plan de paz propuesto por Trump, que consiste básicamente en la retirada de Hamás de la vida pública. A partir de esa declaración, Gaza entra en una nueva era con la vuelta de los clanes familiares –que nunca han desaparecido– como fórmula para dirigir la vida política de los palestinos en la Franja.
La historia reciente de Gaza no puede entenderse sin el pulso entre Hamás y los clanes familiares. Tras derrotar a Fatah en 2007, Hamás se encontró con una red de linajes influyentes que dominaban barrios enteros y controlaban negocios legales e ilegales. Algunos, como los Shawa en Gaza ciudad o los Abu Samhadana en Rafah, aceptaron acuerdos de colaboración. Otros, como el clan Dughmush, desafiaron abiertamente al nuevo poder, lo que derivó en enfrentamientos armados hasta que fueron reducidos por la fuerza. Así, Hamás logró imponerse, pero no eliminó a los clanes: simplemente los obligó a replegarse o a integrarse en su órbita.
Desde entonces, la gobernación de Gaza ha sido una fórmula híbrida: Hamás ejerciendo el mando político y militar, y los clanes familiares conservando su ascendencia sobre la vida diaria. Las disputas civiles y criminales rara vez se resuelven en los tribunales formales, sino mediante la mediación de los notables familiares, a menudo con el visto bueno del movimiento islamista. En cuestiones de seguridad, Hamás se ha visto obligado a pactar con los clanes para garantizar calma en barrios conflictivos, combinando la disciplina de sus brigadas armadas con la autoridad social heredada de estos linajes.
El porvenir de Gaza se adivina convulso. El plan de paz puede sacar a Hamás de la vida pública, pero no garantiza quién tomará el relevo. Los clanes familiares acechan, dispuestos a recuperar terreno, aunque nadie sabe hasta dónde llegarán. En las calles, decenas de miles de milicianos de Hamás esperan órdenes, incrustados en sus barrios y ligados a sus clanes. ¿Dejarán las armas? ¿Cederán el poder? ¿O arrastrarán a Gaza a un nuevo ciclo de violencia? El territorio se asoma a una frontera incierta, donde cada paso puede desatar el caos.
A las 00.00 horas del lunes día 6 sabremos si Hamás acepta el plan de paz propuesto por Trump, que consiste básicamente en la retirada de Hamás de la vida pública. A partir de esa declaración, Gaza entra en una nueva era con la vuelta de los clanes familiares –que nunca han desaparecido– como fórmula para dirigir la vida política de los palestinos en la Franja.
La historia reciente de Gaza no puede entenderse sin el pulso entre Hamás y los clanes familiares. Tras derrotar a Fatah en 2007, Hamás se encontró con una red de linajes influyentes que dominaban barrios enteros y controlaban negocios legales e ilegales. Algunos, como los Shawa en Gaza ciudad o los Abu Samhadana en Rafah, aceptaron acuerdos de colaboración. Otros, como el clan Dughmush, desafiaron abiertamente al nuevo poder, lo que derivó en enfrentamientos armados hasta que fueron reducidos por la fuerza. Así, Hamás logró imponerse, pero no eliminó a los clanes: simplemente los obligó a replegarse o a integrarse en su órbita.
Desde entonces, la gobernación de Gaza ha sido una fórmula híbrida: Hamás ejerciendo el mando político y militar, y los clanes familiares conservando su ascendencia sobre la vida diaria. Las disputas civiles y criminales rara vez se resuelven en los tribunales formales, sino mediante la mediación de los notables familiares, a menudo con el visto bueno del movimiento islamista. En cuestiones de seguridad, Hamás se ha visto obligado a pactar con los clanes para garantizar calma en barrios conflictivos, combinando la disciplina de sus brigadas armadas con la autoridad social heredada de estos linajes.
El porvenir de Gaza se adivina convulso. El plan de paz puede sacar a Hamás de la vida pública, pero no garantiza quién tomará el relevo. Los clanes familiares acechan, dispuestos a recuperar terreno, aunque nadie sabe hasta dónde llegarán. En las calles, decenas de miles de milicianos de Hamás esperan órdenes, incrustados en sus barrios y ligados a sus clanes. ¿Dejarán las armas? ¿Cederán el poder? ¿O arrastrarán a Gaza a un nuevo ciclo de violencia? El territorio se asoma a una frontera incierta, donde cada paso puede desatar el caos.