Foros Toreros

Parte de la izquierda en Asturias libra una nueva batalla cultural contra los toros

La ofensiva antitaurina vuelve a tensar el debate cultural en Asturias. La diputada Covadonga Tomé ha decidido reabrir una lucha que parecía cerrada, proponiendo de nuevo prohibir el acceso de menores a los toros y reactivando así una batalla cultural que ya había fracasado en 2024. Su propuesta cuenta con el apoyo de Izquierda Unida y el PSOE asturiano, aunque en el Congreso este último se abstuvo en la votación de la ILP Antitaurina.

La medida pretende modificar la Ley de Espectáculos para impedir que los jóvenes asistan a festejos taurinos, lo que, en la práctica, supondría cortar el relevo generacional de la afición y debilitar aún más un sector ya muy atacado políticamente. La ofensiva antitaurina se articula también a través de colectivos como Asturias Antitaurina, representado por Susana López, que apoyan la iniciativa.

La propuesta no es solo un gesto contra los toros, es un ataque directo a la libertad cultural y a la memoria viva de un país. Porque cuando se silencia una tradición, no desaparece: se empobrece la sociedad que la niega. La iniciativa se percibe como un ataque a la libertad de elección y a la pluralidad cultural.

Pretender educar prohibiendo es un camino peligroso, porque niega a los jóvenes la posibilidad de pensar por sí mismos.

la izquierda en Asturias está en otra época antigua.

Esta ofensiva no va contra los toros solamente, va contra quienes amamos nuestra cultura y queremos transmitirla.

Esta ofensiva antitaurina no nace de la sensibilidad, sino del fanatismo. Quieren moldear a las nuevas generaciones para que olviden lo que somos. Les incomoda la diversidad cultural, porque en el fondo temen cualquier manifestación que no controlan. La prohibición no educa: adoctrina.

Asturias debería sentirse orgullosa de su historia taurina, no esconderla por miedo a las presiones ideológicas.

La libertad cultural es también dejar que cada familia decida si sus hijos van o no a la plaza.

Llama la atención que se tolere de todo en nombre de la cultura, menos los toros.

Lo que están haciendo no es proteger a nadie, es amputar una parte viva de nuestra historia cultural.

Si un niño puede ver violencia en una pantalla, también puede contemplar un rito milenario en la plaza y decidir qué significa para él. No necesitan guardianes ideológicos, necesitan libertad.