Con las mujeres era otra forma de violencia: comentarios, desprecios, el famoso “ya sabemos quién eres”. Y aunque no pasara nada más, cada paso por la calle era una prueba. Eso también es violencia, aunque no la reconozcan en los informes.

Yo lo veo claro: presión pura y dura. Anuncias tu tele, generas expectación y a ver si así la otra parte cancela la deuda o se mueve. Es una jugada más económica que cultural.

Las escuelas multiplicadas y las novilladas por los suelos. Es como criar peces y vaciar el estanque.

He visto perros que caminan como robots porque el abrigo les aprieta hasta la vergüenza. Pero eso sí, muy "cuquis" para Instagram.

Los toros que miden, que van buscando, que se paran y eligen... esos son los que te dejan seco. Prefiero eso, porque ahí sí que ves quién sabe y quién estorba.

Pues mira tú, una chavala que no pide permiso ni se victimiza. ¡A la antigua! Eso sí, que no se la lleve el marketing por delante.

La izquierda se ha equivocado de enemigo. Defender la tauromaquia no es de fachas, es de gente culta.

Vamos a ver si es capaz de mantener esta sanción en el tiempo. Esto dura lo mismo que un titular en El País, un rato.

Lo del ciclo Promesas de Nuestra Tierra es un puntazo. En mi opinión, más relevante que emitir grandes figuras: ahí se fragua el relevo.

En el fondo, les molesta que exista una tradición viva que no controlan ni entienden. Lo de los carteles es el típico gesto simbólico que solo sirve para que se aplaudan entre ellos.