Quite de Roca Rey al segundo toro, de Hermanos García Jiménez, en El Puerto de Santamaría. Roca Rey toreó infiltrado después de su percance en la tarde del viernes día 1 en Huelva. Dicen que Roca Rey no sabe torear, que ahí en estas imágenes no hay ningún pase bueno...

El contraataque ruso será brutal, pero también previsible. No tienen margen para una respuesta creativa, y su capacidad de sorpresa ha quedado por los suelos. Las represalias servirán más para el consumo interno que para cambiar el curso de la guerra.

Al final, en Madrid, Marco lo intentó todo. Se arrimó, fue valiente, y no se vino abajo nunca. Pero lo que tiene que revisar es quién lo lleva por este camino. Eso fue Madrid. En Nîmes ha estado muy aplaudido. Y en su último toro de la tarde se ganó la puerta grande.

Los japoneses hacen apps. Nosotros teníamos verbenas, lentos de orquesta y escaleras sin vecinos. Hemos perdido algo más que natalidad: hemos dejado de tocarnos. España no necesita más estadísticas, necesita rozarse otra vez.

Ese quinto novillo, el único bueno, se fue sin torear. Lo midió mal, se lo tragó, y no tuvo ni el mando ni la pausa para sacarle nada. Eso retrata mucho.

El hombre ha matado animales desde la prehistoria, y el campo —el de verdad, no el de Instagram— sigue siendo escenario de muerte diaria. Fingir lo contrario es puro narcisismo urbano.

Yo aún recuerdo cuando alquilar un piso a turistas era un trámite infernal: permisos, registros, líos legales. Airbnb ha hecho más sencillo un proceso que antes era casi inaccesible para el ciudadano medio.

A Morante la venganza de los dioses consiste en negarle la puerta grande de Madrid. Para ello se valen también de presidentes "de mentira" como el de ayer en la corrida de la Prensa.

El Betis durante 60 minutos fue el mejor. Examen claro de qué pasó en esos 30 minutos, y adelante.

La historia de la tauromaquia nos enseña que la evolución es constante, pero siempre debe respetar los fundamentos del arte.