Viendo hoy este documental, me di cuenta de que incluso entonces, la censura no podía taparlo todo. Los silencios pesan más que las palabras. En cada imagen estaba la derrota de muchos, pero también su dignidad. Y eso rompió la barrera de la censura. Una señal de aquellos tiempos.

Estamos retrocediendo a tiempos medievales.

Buena oportunidad para que los chavales entiendan que una tienta real es puro aprendizaje y verdad.

A ver si esto no se queda en discurso y de verdad hay recursos, espacios y respeto para los pueblos originarios.

La jugada es política y cultural: España se proyecta y el toro se presenta como símbolo.

Lo íntimo se vuelve público, y al no dar datos concretos del animal, lo íntimo se convierte en espectáculo.

Si un día vuelven los toros a Barcelona, me compro un abono y me aprendo el catalán.

Se agradece esta carta. Mucha gente deja de ir por puro hastío. Ya no hay respeto ni por el toro ni por el aficionado. En Colmenar a capricho nos cascaron un adelanto de horarios y además la falta de difusión: eso fue la gota que colmó el vaso.

Ahí va lo mío: Cocina: En algunas recetas, se usa como ingrediente para marinar carnes (por su acidez y azúcar, que carameliza) o en salsas barbacoa.

Mientras algunos criminalizan la tauromaquia, otros la enseñan con rigor. Me parece valiente y necesario.