Fernando Cruz: Un torero clásico con alma segoviana

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Fernando Cruz: Un torero clásico con alma segoviana

Fernando Cruz Calvo nació en Madrid el 16 de diciembre de 1981, pero su nombre ha quedado estrechamente ligado a la provincia de Segovia gracias a su formación en la escuela taurina de El Espinar y a una trayectoria que ha hecho de la pureza su bandera. En un tiempo de experimentación y eclecticismo, Fernando Cruz representa al torero que se aferra al clasicismo, al valor sereno y al respeto por la liturgia del toreo.

Su vocación comenzó pronto, alentada por el ambiente familiar madrileño y una afición arraigada desde niño. Ingresó primero en la Escuela Taurina Marcial Lalanda, donde se forjó en los principios técnicos del toreo, y completó su formación en la Escuela de El Espinar, cuyas enseñanzas marcaron de forma definitiva su concepto del toreo. De ahí el vínculo natural con Segovia, una tierra que lo acogió como torero propio.

Debutó con traje de luces en el año 2000, dejando una excelente impresión en la Feria de Palencia. Su nombre empezó a sonar con fuerza en los carteles de novilladas y, dos años después, el 24 de febrero de 2002, hizo su debut con picadores en la plaza francesa de Nîmes, plaza que sería recurrente en su carrera. Allí comenzó también su buena sintonía con la afición gala, siempre atenta a los toreros de corte ortodoxo.

El 20 de julio de 2003 se presentó como novillero en la plaza de toros de Las Ventas de Madrid, ante un novillo de Sorando. Un año después, el 28 de mayo de 2004, tomaría la alternativa en la misma Nîmes, con El Juli como padrino y José María Manzanares como testigo, en una corrida de Torrealta en la que cortó una oreja y salió a hombros. Fue una ceremonia de doctorado memorable, digna de un torero que aspiraba a la solidez más que al ruido.

El 13 de mayo de 2005 confirmó la alternativa en Madrid con toros de Celestino Cuadri, una ganadería dura y exigente. Aquel día, Rivera Ordóñez ‘Paquirri’ fue su padrino, e Iván García, el testigo. La elección de Cuadri como hierro para su confirmación fue toda una declaración de principios: Fernando Cruz no buscaba el camino fácil.

En 2006 llegó uno de los hitos de su carrera: una oreja en la Feria de San Isidro. Aquel mismo año triunfó en la Feria de San Pedro de Segovia con otro trofeo tras una faena de entrega. A esas alturas, su nombre figuraba en plazas como Pamplona, Bilbao, Barcelona, Valencia, Albacete o la Real Maestranza de Sevilla.

Su momento de mayor regularidad fue entre 2006 y 2007, con 23 y 21 corridas lidiadas, respectivamente. En 2008 bajó el número de contratos, sin dejar de estar presente en carteles importantes. Su carrera nunca estuvo definida por el número, sino por la coherencia de su estilo y la exigencia de los encierros a los que se enfrentaba.

El 15 de agosto de 2012, en la plaza de Las Ventas, sufrió una grave cogida por un toro de Gavira. Aquel percance dejó una huella física y simbólica, marcando un antes y un después en su carrera. Pese a ello, Fernando Cruz no renunció a su compromiso con el toreo.

Su estilo es el de un torero clásico, serio, valeroso y sin concesiones. Sus faenas se construyen desde el temple, el sitio y la verticalidad. No busca el aplauso fácil, sino la emoción profunda. Por eso ha sido particularmente valorado por plazas como la de Madrid o Nîmes, que aprecian la verdad por encima del efectismo.

En Segovia, su figura ha sido especialmente importante. La Escuela de El Espinar, cuna también de toreros como Víctor Barrio, lo tiene como uno de sus exponentes más destacados. Su presencia en ferias locales, como la de San Pedro, ha contribuido a mantener viva la llama taurina en la provincia.