La capitulación de España (1)

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La capitulación de España (1)
Juan-José López Burniol

La capitulación de España ante los separatistas catalanes tuvo lugar en Bruselas, el jueves 9 de noviembre del 2023. La firmaron Santos Cerdán y Jordi Turull, pero la imagen que pasará a la historia será la de un repantingado y gris Cerdán ante un condescendiente Carles Puigdemont. El PSOE, partido en el Gobierno de España, y la formación separatista catalana Junts per Catalunya firmaron un acuerdo para desbloquear la investidura de Sánchez, que, además de incluir como pacto principal la amnistía de los separatistas procesados, asume del todo y sin reserva alguna el relato nacionalista justificativo de la secesión catalana.

De hecho, casi la mitad del texto del acuerdo se dedica (bajo el epígrafe “Antecedentes”) a una calculada relación de agravios, que elude sin rubor episodios capitales como las leyes de desconexión. Y en el siguiente epígrafe (“Oportunidad histórica”) se dejan las cosas claras, al decir que “estos acuerdos deben responder a las demandas mayoritarias del Parlamento de Catalunya que (…) representa legítimamente al pueblo de Catalunya”, lo que implica que el PSOE admite la quiebra implícita de la soberanía nacional española.
Si se cumple el pacto entre PSOE y Junts, Catalunya será independiente

En consecuencia, ya está todo dicho antes de entrar en materia: los separatistas llevan razón y Catalunya ha de decidir. Dicho lo cual, veamos los acuerdos:

1) Autodeterminación: Los separatistas consideran “legítimo el resultado y el mandato del referéndum del 1 de octubre, así como la declaración de independencia del 27 de octubre del 2017”. Y es cierto que los socialistas “niegan toda la legalidad y validez al referéndum y a la declaración”. Pero, habida cuenta de que, como hemos visto, “estos acuerdos deben responder a las demandas mayoritarias del Parlamento de Catalunya”, la deducción es clara: habrá referéndum de autodeterminación en Catalunya, bajo este u otro nombre, al amparo del artículo 92 de la Constitución.

2) Mecanismo de acompañamiento, verificación y seguimiento: su mera existencia supone la implícita y recíproca aceptación por ambas partes de que representan a dos países soberanos (España y Catalunya) en trance de acordar su separación y necesitan la mediación de un tercero neutral.

3) Autocontrol de los propios recursos: Se procederá con carácter inmediato, si así lo quiere el Parlamento catalán (que, recordémoslo, es soberano), a “una modificación de la Lofca que establezca una cláusula de excepción de Catalunya (…) que facilite la cesión del 100% de todos los tributos que se pagan en Catalunya”.

4) Plan para facilitar y promover el regreso a Catalunya de las sedes que se trasladaron “en los últimos años”: si bien, según resulta del acuerdo, Catalunya puede ser en un futuro próximo un país independiente.

5) Amnistía: destaca la mención explícita de que “se tendrán en cuenta en la aplicación de la ley de amnistía (…) situaciones comprendidas en el concepto lawfare o judicialización de la política”. Lo que deja la puerta abierta a que los jueces españoles competentes en las causas derivadas del procés puedan ser citados ante una comisión parlamentaria para responder a las preguntas que se les hagan sobre la motivación de sus sentencias.

6) Participación directa de Catalunya en las instituciones europeas: lógico corolario de lo pactado; Catalunya ha de tener voz propia en Europa.

Durante la sesión de investidura, Miriam Nogueras exigió al presidente Sánchez, en un severo discurso, que sea valiente y cumpla su pacto para sostener la legislatura. A lo que Sánchez respondió, modoso y contrito: “Cuenta usted con el compromiso del PSOE y el mío propio para cumplir con el acuerdo”. Si esto es así, Catalunya será independiente durante la próxima legislatura. Pero también es cierto que, con Sánchez, nunca se sabe. En cualquier caso, España ya ha capitulado. En síntesis: Parlamento catalán soberano, amnistía, plena autonomía financiera y revisión política de sentencias judiciales. Podrá maquillarse, pero ahí está lo pactado. ¿Todo por una investidura? No. Hay algo más hondo: una voluntad destituyente compartida.

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En cuanto salga la segunda parte la subo. Estamos, pues, según este notario, López Burniol, nacido en Salamanca, ante un hecho consumado: Cataluña es independiente y todo lo demás va consecutivo, una cosa después de otra.