Cine del oeste: Cuando Hollywood cabalgó sobre nuestra memoria. Y Pérez Reverte
Publicado: Mié Oct 08, 2025 4:01 pm
Cine del oeste: Cuando Hollywood cabalgó sobre nuestra memoria. Y Pérez Reverte
Las películas del oeste que Arturo Pérez-Reverte admira —Río Bravo, Centauros del desierto, El hombre que mató a Liberty Valance, Hondo, Fort Apache e Incidente en Ox-Bow— son parte de su imaginario sentimental, pero también del relato con que Estados Unidos impuso su dominio cultural al mundo.
Detrás de esos paisajes dorados y de los héroes solitarios que Pérez Reverte tanto aprecia y de los que habla apasionadamente, detrás de ellos late una maquinaria narrativa que convirtió el despojo de pueblos enteros en epopeya; y la violencia colonial en mito fundacional. El western no fue solo cine: fue catecismo laico de una nueva civilización, herramienta de poder blando que moldeó las emociones y el sentido moral de generaciones enteras en Hispanoamérica y Europa y en el resto del mundo.
Colonización cultural
El cine del oeste fue mucho más que un género: fue la herramienta con que Estados Unidos impuso su relato al resto del mundo. Detrás de sus caballos, rifles y atardeceres había una maquinaria de propaganda que reescribió la historia del continente. He aquí algunos ejemplos de esa falsificación cultural que aún persiste:
1. Los “pioneros” como héroes y no como invasores
Hollywood presentó la expansión hacia el Oeste como la epopeya de familias valientes que llevaban la civilización a tierras vacías. En realidad, aquellas caravanas invadían territorios soberanos, violando más de trescientos tratados con las naciones indígenas. Las películas cambiaron el crimen por heroísmo.
2. El Séptimo de Caballería: los verdugos convertidos en salvadores
John Ford y sus imitadores transformaron a los regimientos exterminadores en guardianes del orden. Las masacres de Sand Creek (1864) y Wounded Knee (1890), donde fueron asesinadas mujeres y niños, se narraron como batallas justas. La bandera ondeando sobre la carnicería sustituyó a la verdad.
3. La “vida nómada” como signo de barbarie
El western retrató a los pueblos indígenas como errantes y salvajes. Pero muchos ya habían sido educados por los misioneros españoles en agricultura, ganadería y oficios estables. Los Apaches de Paz o los pueblos de Nuevo México vivían organizados en comunidades cristianas y sedentarias antes de ser destruidos.
4. La propiedad privada como virtud moral
El cine glorificó al granjero blanco que defiende su rancho de los indios “ladrones”. Sin embargo, las tribus mantenían sistemas comunales de tierra, donde el trabajo y el fruto se compartían. La noción anglosajona de propiedad absoluta fue el instrumento legal para despojarlos.
5. El hispano y el mestizo como villanos
En títulos como El Álamo o Los siete magníficos, los personajes de origen mexicano o español son perezosos, traidores o bandidos. La realidad era otra: los primeros vaqueros eran mexicanos, y los ranchos del suroeste estadounidense nacieron bajo la cultura hispana. El cowboy nació del vaquero, pero Hollywood blanqueó el término.
6. El borrado del catolicismo y del mestizaje
Las películas del oeste inventaron una frontera anglosajona y protestante, donde no existían curas, santos ni misiones. En los hechos, la presencia española fue decisiva en la fundación de pueblos, escuelas y parroquias. El mestizaje desapareció de la pantalla, sustituido por una pureza racial inexistente.
7. La justicia de la pistola
El sheriff solitario, el duelo al amanecer, el revólver como símbolo del bien: son mitos nacidos del western. En realidad, el derecho español implantado en el suroeste incluía alcaldes, jueces de paz y códigos escritos. Hollywood sustituyó la ley por la violencia, creando el mito del hombre armado como juez supremo.
Las películas del oeste que Arturo Pérez-Reverte admira —Río Bravo, Centauros del desierto, El hombre que mató a Liberty Valance, Hondo, Fort Apache e Incidente en Ox-Bow— son parte de su imaginario sentimental, pero también del relato con que Estados Unidos impuso su dominio cultural al mundo.
Detrás de esos paisajes dorados y de los héroes solitarios que Pérez Reverte tanto aprecia y de los que habla apasionadamente, detrás de ellos late una maquinaria narrativa que convirtió el despojo de pueblos enteros en epopeya; y la violencia colonial en mito fundacional. El western no fue solo cine: fue catecismo laico de una nueva civilización, herramienta de poder blando que moldeó las emociones y el sentido moral de generaciones enteras en Hispanoamérica y Europa y en el resto del mundo.
Colonización cultural
El cine del oeste fue mucho más que un género: fue la herramienta con que Estados Unidos impuso su relato al resto del mundo. Detrás de sus caballos, rifles y atardeceres había una maquinaria de propaganda que reescribió la historia del continente. He aquí algunos ejemplos de esa falsificación cultural que aún persiste:
1. Los “pioneros” como héroes y no como invasores
Hollywood presentó la expansión hacia el Oeste como la epopeya de familias valientes que llevaban la civilización a tierras vacías. En realidad, aquellas caravanas invadían territorios soberanos, violando más de trescientos tratados con las naciones indígenas. Las películas cambiaron el crimen por heroísmo.
2. El Séptimo de Caballería: los verdugos convertidos en salvadores
John Ford y sus imitadores transformaron a los regimientos exterminadores en guardianes del orden. Las masacres de Sand Creek (1864) y Wounded Knee (1890), donde fueron asesinadas mujeres y niños, se narraron como batallas justas. La bandera ondeando sobre la carnicería sustituyó a la verdad.
3. La “vida nómada” como signo de barbarie
El western retrató a los pueblos indígenas como errantes y salvajes. Pero muchos ya habían sido educados por los misioneros españoles en agricultura, ganadería y oficios estables. Los Apaches de Paz o los pueblos de Nuevo México vivían organizados en comunidades cristianas y sedentarias antes de ser destruidos.
4. La propiedad privada como virtud moral
El cine glorificó al granjero blanco que defiende su rancho de los indios “ladrones”. Sin embargo, las tribus mantenían sistemas comunales de tierra, donde el trabajo y el fruto se compartían. La noción anglosajona de propiedad absoluta fue el instrumento legal para despojarlos.
5. El hispano y el mestizo como villanos
En títulos como El Álamo o Los siete magníficos, los personajes de origen mexicano o español son perezosos, traidores o bandidos. La realidad era otra: los primeros vaqueros eran mexicanos, y los ranchos del suroeste estadounidense nacieron bajo la cultura hispana. El cowboy nació del vaquero, pero Hollywood blanqueó el término.
6. El borrado del catolicismo y del mestizaje
Las películas del oeste inventaron una frontera anglosajona y protestante, donde no existían curas, santos ni misiones. En los hechos, la presencia española fue decisiva en la fundación de pueblos, escuelas y parroquias. El mestizaje desapareció de la pantalla, sustituido por una pureza racial inexistente.
7. La justicia de la pistola
El sheriff solitario, el duelo al amanecer, el revólver como símbolo del bien: son mitos nacidos del western. En realidad, el derecho español implantado en el suroeste incluía alcaldes, jueces de paz y códigos escritos. Hollywood sustituyó la ley por la violencia, creando el mito del hombre armado como juez supremo.