Paul Jouve: vida y obra del escultor que capturó la esencia de la fauna
Infancia y formación
Paul Jouve nació el 16 de marzo de 1878 en Bourron-Marlotte, Francia. Hijo de Auguste Jouve, un pintor y fotógrafo, desde muy joven mostró interés por el arte y la naturaleza, siguiendo los pasos de su padre.
Educación artística
Estudió en la École des Beaux-Arts en París, donde perfeccionó sus habilidades en la representación de animales. Jouve visitaba regularmente el Jardin des Plantes y otros zoológicos para dibujar animales, desarrollando un estilo detallado y realista.
Primeros éxitos
Su talento fue reconocido desde temprano, y participó en numerosas exposiciones, incluyendo la Exposición Universal de París de 1900. Durante este tiempo, estableció su reputación como un destacado escultor animalista.
Impacto de la guerra
Durante la Primera Guerra Mundial, Jouve sirvió en las trincheras y continuó dibujando, lo que le permitió documentar la vida en el frente. Después de la guerra, retomó su carrera artística con renovada energía y éxito.
Reconocimientos
En 1920, Jouve fue condecorado con la Legión de Honor. Continuó recibiendo numerosos encargos y premios a lo largo de su carrera, destacando su capacidad para capturar la esencia de los animales en sus obras.
Viajes e influencias
Los viajes a Asia y África influyeron significativamente en su trabajo, permitiéndole explorar nuevas formas y técnicas. Estos viajes también profundizaron su apreciación por la fauna exótica y la espiritualidad.
Últimos años
En sus últimos años, Jouve continuó trabajando y experimentando con nuevas técnicas y materiales. A pesar de los desafíos de la edad, su pasión por el arte y los animales nunca disminuyó.
Muerte y legado
Paul Jouve falleció el 13 de mayo de 1973 en París. Su legado perdura a través de sus obras, que se encuentran en museos y colecciones privadas de todo el mundo, y su influencia sigue siendo notable en el campo de la escultura animalista.
El Toro del Trocadero: "Tête de taureau et daim bondissant"
Paul Jouve: vida y obra del escultor que capturó la esencia de la fauna
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Paul Jouve: vida y obra del escultor que capturó la esencia de la fauna
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Re: Paul Jouve: vida y obra del escultor que capturó la esencia de la fauna
El Toro del Trocadero: "Tête de taureau et daim bondissant"
Creación y contexto
"Tête de taureau et daim bondissant", título original en francés, es una obra icónica de Paul Jouve creada para la Exposición Internacional de Artes y Técnicas de 1937 en París. Esta escultura de bronce dorado mide más de 2,50 metros de altura y fue comisionada específicamente para adornar los Jardines del Trocadero. Descripción y estilo
La escultura muestra un toro en una postura imponente y un gamo en pleno salto. La obra refleja el estilo característico de Jouve, con un enfoque en la precisión anatómica y el dinamismo. El detalle y la textura del bronce resaltan la vitalidad y la fuerza de los animales representados.
Importancia y reconocimientos
Durante la Exposición de 1937, Jouve fue galardonado con la medalla de oro por esta escultura, destacando su habilidad y contribución al arte animalista. La obra sigue siendo un punto de atracción en los Jardines del Trocadero, integrándose perfectamente con el entorno y ofreciendo a los visitantes una experiencia visual y cultural enriquecedora.
Ubicación y acceso
Situada en los Jardines del Trocadero, la escultura es accesible al público y se encuentra en un lugar destacado con vistas a la Torre Eiffel. Los jardines, rediseñados para la Exposición de 1937, incluyen varias obras de arte y son un destino popular tanto para turistas como para residentes locales.
En resumen, Tête de taureau et daim bondissant o Cabeza de toro y gamo saltando de Paul Jouve es una obra maestra que combina la precisión anatómica y el dinamismo escultórico, dejando una huella perdurable en el panorama artístico de París.
Creación y contexto
"Tête de taureau et daim bondissant", título original en francés, es una obra icónica de Paul Jouve creada para la Exposición Internacional de Artes y Técnicas de 1937 en París. Esta escultura de bronce dorado mide más de 2,50 metros de altura y fue comisionada específicamente para adornar los Jardines del Trocadero. Descripción y estilo
La escultura muestra un toro en una postura imponente y un gamo en pleno salto. La obra refleja el estilo característico de Jouve, con un enfoque en la precisión anatómica y el dinamismo. El detalle y la textura del bronce resaltan la vitalidad y la fuerza de los animales representados.
Importancia y reconocimientos
Durante la Exposición de 1937, Jouve fue galardonado con la medalla de oro por esta escultura, destacando su habilidad y contribución al arte animalista. La obra sigue siendo un punto de atracción en los Jardines del Trocadero, integrándose perfectamente con el entorno y ofreciendo a los visitantes una experiencia visual y cultural enriquecedora.
Ubicación y acceso
Situada en los Jardines del Trocadero, la escultura es accesible al público y se encuentra en un lugar destacado con vistas a la Torre Eiffel. Los jardines, rediseñados para la Exposición de 1937, incluyen varias obras de arte y son un destino popular tanto para turistas como para residentes locales.
En resumen, Tête de taureau et daim bondissant o Cabeza de toro y gamo saltando de Paul Jouve es una obra maestra que combina la precisión anatómica y el dinamismo escultórico, dejando una huella perdurable en el panorama artístico de París.
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Re: Paul Jouve: vida y obra del escultor que capturó la esencia de la fauna
¿Quién fue Paul Jouve y qué referencias animales reflejó la Ceremonia Inaugural de París2024?
Pocas referencias a los animales han ofrecido nuestros amigos los franceses en su ceremonia inaugural. Sin embargo, no son pocos los animales que a lo largo de la historia de Francia han compartido penas, trabajos y alegrías con los franceses. Ni un perro, ni un gato o caballo. Sí vimos, bien que muy mal interpretado, un toro y un gamo; la cabeza de un toro que más parecía un miura que un toro de montar vacas se ha hecho famosa en esta ceremonia. Idéfix, por ejemplo, el perro de Astérix -el famoso cómic creado por un belga-, es un animal muy famoso en el mundo entero aunque con diferente nombre (Dogmatix en inglés; Idefiks en Polaco; Måsvinge en noruego; Kópónak en húngaro; o Snupix en danés). Un perro que merece una mención en el repaso de la historia de Francia que supuso la ceremonia de París2024. Me parece a mí.
Milou, el perro de Tintin; Moustache, el perro de Napoleón; Dollar y Azor son dos perros muy famosos en distinta época y en distintas series en la televisión francesa. Pero los galos no metieron ningún perro. Si bien que todos ellos son muy famosos desde los años escolares en el hexágono. O cerdos. La cocina francesa sin el cerdo quedaría mermada y raquítica. P'tit Quinquin o Petit Cochon son dos protagonistas de las canciones infantiles francesas; por no mencionar a Napoleón, el cerdo máximo en Rebelión en la granja (aunque aquí en esta exaltación de lo galo igual no procede meter a ese cerdo). No hubo gatos, no dieron perros, ni presentaron cerdos. Los perros y los cerdos acaso para no ofender la vista de los fundamentalistas de las religiones judía y mahometana. El caso es que solo aparecieron -además de un caballo blanco- la estatua de la cabeza de un toro -fiero y bravo parecía- y un gamo saltando. "Cabeza de toro y gamo saltando" es una composición de un famosísimo escultor francés, Paul Jouve, especializado en animales, y con obra expuesta en numerosos museos y parques de Francia y algunos otros países del mundo.
¿Quién fue Paul Jouve para entrar en "el olimpo de Paris2024"? Como escultor, un artista dotado de profunda sensibilidad y honda alma de artista. En su época (falleció en 1973) todos los artistas de Francia eran de obediencia soviética a través del Partido Comunista Francés, o no eran nada. Pues no es el caso de Jouve. Sin tacha comunista, sin mancha, ni reproche. Como ejemplo. En lo antedicho incluyendo a Picasso: comunista de ocasión. En boca de todos los franceses está "La chatte de Madame Ninette, o el gato Azrael, del pitufo malo Los gatos, otro animal discriminado en la historia de Francia que merecía un lugar en el desfile de París 2024.
Las "manadas" de intelectuales que ingresaron en el comunismo solo para vender libros, cuadros, esculturas, discos, etc.; catedráticos, profesores o incluso maestrillos que solo prosperaban por su absorción "en bruto" del comunismo soviético; esas manadas, vengo diciendo, eran incontables en Francia y muchos otros países (incluyendo España). Jouve pasó mucho del comunismo, lo que es un gran mérito cuando se ha triunfado en la profesión; por otro lado, se mantuvo fiel a su religión, aunque vivida esta faceta religiosa, según consta en sus biografías, con modestia y discreción.
En resumen. El toro que aparece en la Ceremonia no es el "Becerro de oro" de la Biblia; no es una adoración al diablo; es que el "jodido toro" estaba ahí, en su fuente de toda la vida; cabe la torre Eiffel, y en su enclave mirando al mundo con orgullo y una cornamenta propia de un toro de combate de las mejores ganaderías de bravo de España.
No caigamos en la aberración de los dogmáticos. Cierto es que la torpeza de los franceses al "organizar" una "Última Cena" de Jesús Nuestro Señor, pero reinterpretada por travestis, trans, gordezuelas y mozalbetes variados es un insulto a la tolerancia, el respeto y la libertad. Pero los franceses padecen una estupidez muy aguda desde hace unos dos siglos. Esta "Cena de los perversos" merece todo reproche. En cuanto al toro, al contrario, merece respeto.
Algún día habrá que escribir largo y tendido de la influencia taurina en Kandinsky, y su legado eterno "el punto y la raya" que no es sino la explicación concisa y resumida de una corrida de toros: el arte empieza cuando el toro -el punto- arranca su acometida -que es la raya- y culmina entrando en otro punto, fundidos torero y toro; para desde este punto, trazar luego otra raya, embestir; y así, ad eternum. Algún día, digo, tendré que informar largo y tendido de esta obviedad; y aquí, dejo, de momento, lo de Jouve. Aunque, por lo mismo, algún día habrá que informar de la ganadería del toro de Jouve.
Pocas referencias a los animales han ofrecido nuestros amigos los franceses en su ceremonia inaugural. Sin embargo, no son pocos los animales que a lo largo de la historia de Francia han compartido penas, trabajos y alegrías con los franceses. Ni un perro, ni un gato o caballo. Sí vimos, bien que muy mal interpretado, un toro y un gamo; la cabeza de un toro que más parecía un miura que un toro de montar vacas se ha hecho famosa en esta ceremonia. Idéfix, por ejemplo, el perro de Astérix -el famoso cómic creado por un belga-, es un animal muy famoso en el mundo entero aunque con diferente nombre (Dogmatix en inglés; Idefiks en Polaco; Måsvinge en noruego; Kópónak en húngaro; o Snupix en danés). Un perro que merece una mención en el repaso de la historia de Francia que supuso la ceremonia de París2024. Me parece a mí.
Milou, el perro de Tintin; Moustache, el perro de Napoleón; Dollar y Azor son dos perros muy famosos en distinta época y en distintas series en la televisión francesa. Pero los galos no metieron ningún perro. Si bien que todos ellos son muy famosos desde los años escolares en el hexágono. O cerdos. La cocina francesa sin el cerdo quedaría mermada y raquítica. P'tit Quinquin o Petit Cochon son dos protagonistas de las canciones infantiles francesas; por no mencionar a Napoleón, el cerdo máximo en Rebelión en la granja (aunque aquí en esta exaltación de lo galo igual no procede meter a ese cerdo). No hubo gatos, no dieron perros, ni presentaron cerdos. Los perros y los cerdos acaso para no ofender la vista de los fundamentalistas de las religiones judía y mahometana. El caso es que solo aparecieron -además de un caballo blanco- la estatua de la cabeza de un toro -fiero y bravo parecía- y un gamo saltando. "Cabeza de toro y gamo saltando" es una composición de un famosísimo escultor francés, Paul Jouve, especializado en animales, y con obra expuesta en numerosos museos y parques de Francia y algunos otros países del mundo.
¿Quién fue Paul Jouve para entrar en "el olimpo de Paris2024"? Como escultor, un artista dotado de profunda sensibilidad y honda alma de artista. En su época (falleció en 1973) todos los artistas de Francia eran de obediencia soviética a través del Partido Comunista Francés, o no eran nada. Pues no es el caso de Jouve. Sin tacha comunista, sin mancha, ni reproche. Como ejemplo. En lo antedicho incluyendo a Picasso: comunista de ocasión. En boca de todos los franceses está "La chatte de Madame Ninette, o el gato Azrael, del pitufo malo Los gatos, otro animal discriminado en la historia de Francia que merecía un lugar en el desfile de París 2024.
Las "manadas" de intelectuales que ingresaron en el comunismo solo para vender libros, cuadros, esculturas, discos, etc.; catedráticos, profesores o incluso maestrillos que solo prosperaban por su absorción "en bruto" del comunismo soviético; esas manadas, vengo diciendo, eran incontables en Francia y muchos otros países (incluyendo España). Jouve pasó mucho del comunismo, lo que es un gran mérito cuando se ha triunfado en la profesión; por otro lado, se mantuvo fiel a su religión, aunque vivida esta faceta religiosa, según consta en sus biografías, con modestia y discreción.
En resumen. El toro que aparece en la Ceremonia no es el "Becerro de oro" de la Biblia; no es una adoración al diablo; es que el "jodido toro" estaba ahí, en su fuente de toda la vida; cabe la torre Eiffel, y en su enclave mirando al mundo con orgullo y una cornamenta propia de un toro de combate de las mejores ganaderías de bravo de España.
No caigamos en la aberración de los dogmáticos. Cierto es que la torpeza de los franceses al "organizar" una "Última Cena" de Jesús Nuestro Señor, pero reinterpretada por travestis, trans, gordezuelas y mozalbetes variados es un insulto a la tolerancia, el respeto y la libertad. Pero los franceses padecen una estupidez muy aguda desde hace unos dos siglos. Esta "Cena de los perversos" merece todo reproche. En cuanto al toro, al contrario, merece respeto.
Algún día habrá que escribir largo y tendido de la influencia taurina en Kandinsky, y su legado eterno "el punto y la raya" que no es sino la explicación concisa y resumida de una corrida de toros: el arte empieza cuando el toro -el punto- arranca su acometida -que es la raya- y culmina entrando en otro punto, fundidos torero y toro; para desde este punto, trazar luego otra raya, embestir; y así, ad eternum. Algún día, digo, tendré que informar largo y tendido de esta obviedad; y aquí, dejo, de momento, lo de Jouve. Aunque, por lo mismo, algún día habrá que informar de la ganadería del toro de Jouve.
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Re: Paul Jouve: vida y obra del escultor que capturó la esencia de la fauna
La mención en la ceremonia de París como ciudad del amor y las imágenes, incluyen una referencia taurina, Carmen de Marimé con Don José y el torero Escamillo. Y la imagen del toro de Jouve. Esto es tauromaquia.
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Paul Jouve y la huella taurina en los Jardines del Trocadero
Primeros años y formación
Pierre-Paul Jouve, conocido como Paul Jouve, nació el 16 de marzo de 1878 en Bourron-Marlotte, Francia. Desde temprana edad mostró un talento excepcional para el dibujo, fascinado por la naturaleza y los animales. Su padre, un pintor aficionado, fomentó su interés por el arte, y Jouve ingresó a la École des Beaux-Arts de París, donde se formó en pintura y escultura. También estudió en la École des Arts Décoratifs, desarrollando un estilo que combinaba precisión anatómica con la elegancia estilizada del movimiento art déco. Su pasión por los animales lo llevó a frecuentar el Jardín de las Plantas y el zoológico de París, donde estudiaba minuciosamente la fauna, base de su futura obra. Carrera y especialización en animales salvajes
Jouve se destacó como pintor, escultor, grabador e ilustrador, especializándose en la representación de animales salvajes, particularmente grandes felinos, elefantes, serpientes y aves exóticas. Sus viajes a África y Asia, especialmente a Argelia y el Sudeste Asiático, enriquecieron su imaginario artístico, dotando a sus obras de un carácter exótico y vibrante. Su estilo, influenciado por el art déco, se caracteriza por líneas fluidas, colores intensos y una atención meticulosa al detalle anatómico. Jouve colaboró en proyectos editoriales de prestigio, como las ilustraciones para Le Livre de la Jungle de Rudyard Kipling (1919), y participó en exposiciones internacionales, consolidándose como una figura clave del arte animalier francés. Sus obras se exhiben en instituciones como el Musée d'Orsay y el Musée des Arts Décoratifs en París. El Toro y el Gamo: una obra icónica
El hito central de la carrera de Paul Jouve en relación con el imaginario taurino es su escultura en bronce dorado Toro y Gamo, creada para la Exposición Universal de 1937 en París. Esta pieza, ubicada en los Jardines del Trocadero, frente a la Torre Eiffel, se erige como una de sus obras más emblemáticas. La escultura representa un toro en una postura imponente junto a un gamo en pleno salto, capturando el dinamismo y la fuerza de ambos animales en un estilo art déco característico. La obra, parte del conjunto escultórico de la Fuente de Varsovia, no solo destaca por su belleza estética, sino también por su ubicación en un lugar históricamente significativo. En los Jardines del Trocadero se instaló, para la Exposición Universal de 1889, una efímera plaza de toros promovida por empresarios españoles, diseñada por el arquitecto Justo Millán.
Esta plaza, destinada a corridas de toros, fue un fracaso financiero —el boicot institucional y la presión de los anglicados animalistas galos apretó hasta ahogar— este fracaso y el corolario que lo explica, llevó a la prohibición de las corridas en París.
Aunque la escultura de Jouve no fue creada específicamente para conmemorar la plaza de toros de París, su presencia en el mismo lugar establece una conexión simbólica con la breve historia taurina de la ciudad. La relevancia de Toro y Gamo se reafirmó durante los Juegos Olímpicos de París 2024, cuando la escultura fue destacada en la ceremonia inaugural, colocada en el escenario frente a la Torre Eiffel como un homenaje a la tradición taurina del sureste y suroeste de Francia.
Otras contribuciones y legado
Aunque Toro y Gamo es una de las pocas obras de Jouve vinculadas al imaginario taurino, su producción artística abarca una amplia variedad de temas. Sus grabados, litografías y pinturas de animales exóticos son altamente valorados en el mercado del arte, y su participación en proyectos decorativos, como paneles para el transatlántico Normandie, refleja su versatilidad. Jouve también fue un maestro en la técnica del grabado, colaborando con editoriales para ilustrar libros de lujo. Su obra se distingue por un equilibrio entre realismo y estilización, lo que lo convirtió en un referente del arte animalier del siglo XX. Últimos años y muerte
En sus últimos años, Jouve continuó trabajando y exponiendo, y siguió comprometido con la representación artística de la fauna. Falleció en 1973 en París; su legado combina la precisión científica con la sensibilidad estética. Sus obras siguen siendo admiradas en museos, colecciones privadas y espacios públicos, como los Jardines del Trocadero, donde su Toro y Gamo permanece como un testimonio de su genialidad y de la conexión histórica con un episodio olvidado de la París del siglo XIX.
Conclusión
Paul Jouve es recordado como uno de los grandes artistas animaliers de Francia, y aunque no se especializó en temas taurinos, su escultura Toro y Gamo en los Jardines del Trocadero lo vincula indirectamente a la breve historia de la plaza de toros de París. Esta obra, con su ubicación estratégica y su impacto visual, encapsula la habilidad de Jouve para capturar la esencia de los animales en un contexto cultural único, consolidando su lugar en la historia del arte francés.
Pierre-Paul Jouve, conocido como Paul Jouve, nació el 16 de marzo de 1878 en Bourron-Marlotte, Francia. Desde temprana edad mostró un talento excepcional para el dibujo, fascinado por la naturaleza y los animales. Su padre, un pintor aficionado, fomentó su interés por el arte, y Jouve ingresó a la École des Beaux-Arts de París, donde se formó en pintura y escultura. También estudió en la École des Arts Décoratifs, desarrollando un estilo que combinaba precisión anatómica con la elegancia estilizada del movimiento art déco. Su pasión por los animales lo llevó a frecuentar el Jardín de las Plantas y el zoológico de París, donde estudiaba minuciosamente la fauna, base de su futura obra. Carrera y especialización en animales salvajes
Jouve se destacó como pintor, escultor, grabador e ilustrador, especializándose en la representación de animales salvajes, particularmente grandes felinos, elefantes, serpientes y aves exóticas. Sus viajes a África y Asia, especialmente a Argelia y el Sudeste Asiático, enriquecieron su imaginario artístico, dotando a sus obras de un carácter exótico y vibrante. Su estilo, influenciado por el art déco, se caracteriza por líneas fluidas, colores intensos y una atención meticulosa al detalle anatómico. Jouve colaboró en proyectos editoriales de prestigio, como las ilustraciones para Le Livre de la Jungle de Rudyard Kipling (1919), y participó en exposiciones internacionales, consolidándose como una figura clave del arte animalier francés. Sus obras se exhiben en instituciones como el Musée d'Orsay y el Musée des Arts Décoratifs en París. El Toro y el Gamo: una obra icónica
El hito central de la carrera de Paul Jouve en relación con el imaginario taurino es su escultura en bronce dorado Toro y Gamo, creada para la Exposición Universal de 1937 en París. Esta pieza, ubicada en los Jardines del Trocadero, frente a la Torre Eiffel, se erige como una de sus obras más emblemáticas. La escultura representa un toro en una postura imponente junto a un gamo en pleno salto, capturando el dinamismo y la fuerza de ambos animales en un estilo art déco característico. La obra, parte del conjunto escultórico de la Fuente de Varsovia, no solo destaca por su belleza estética, sino también por su ubicación en un lugar históricamente significativo. En los Jardines del Trocadero se instaló, para la Exposición Universal de 1889, una efímera plaza de toros promovida por empresarios españoles, diseñada por el arquitecto Justo Millán.
Esta plaza, destinada a corridas de toros, fue un fracaso financiero —el boicot institucional y la presión de los anglicados animalistas galos apretó hasta ahogar— este fracaso y el corolario que lo explica, llevó a la prohibición de las corridas en París.
Aunque la escultura de Jouve no fue creada específicamente para conmemorar la plaza de toros de París, su presencia en el mismo lugar establece una conexión simbólica con la breve historia taurina de la ciudad. La relevancia de Toro y Gamo se reafirmó durante los Juegos Olímpicos de París 2024, cuando la escultura fue destacada en la ceremonia inaugural, colocada en el escenario frente a la Torre Eiffel como un homenaje a la tradición taurina del sureste y suroeste de Francia.
Otras contribuciones y legado
Aunque Toro y Gamo es una de las pocas obras de Jouve vinculadas al imaginario taurino, su producción artística abarca una amplia variedad de temas. Sus grabados, litografías y pinturas de animales exóticos son altamente valorados en el mercado del arte, y su participación en proyectos decorativos, como paneles para el transatlántico Normandie, refleja su versatilidad. Jouve también fue un maestro en la técnica del grabado, colaborando con editoriales para ilustrar libros de lujo. Su obra se distingue por un equilibrio entre realismo y estilización, lo que lo convirtió en un referente del arte animalier del siglo XX. Últimos años y muerte
En sus últimos años, Jouve continuó trabajando y exponiendo, y siguió comprometido con la representación artística de la fauna. Falleció en 1973 en París; su legado combina la precisión científica con la sensibilidad estética. Sus obras siguen siendo admiradas en museos, colecciones privadas y espacios públicos, como los Jardines del Trocadero, donde su Toro y Gamo permanece como un testimonio de su genialidad y de la conexión histórica con un episodio olvidado de la París del siglo XIX.
Conclusión
Paul Jouve es recordado como uno de los grandes artistas animaliers de Francia, y aunque no se especializó en temas taurinos, su escultura Toro y Gamo en los Jardines del Trocadero lo vincula indirectamente a la breve historia de la plaza de toros de París. Esta obra, con su ubicación estratégica y su impacto visual, encapsula la habilidad de Jouve para capturar la esencia de los animales en un contexto cultural único, consolidando su lugar en la historia del arte francés.
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