Guadalajara despide a uno de sus grandes creadores. El 18 de octubre de 2025 falleció a los 88 años José Manuel Gómez Vázquez Aldana, arquitecto jalisciense y figura central de la modernidad urbana de su estado. Nacido en Guadalajara el 2 de octubre de 1937, formó parte de una generación que transformó la ciudad, dotándola de recintos emblemáticos que fusionaron tradición, tecnología y visión de futuro.
Graduado en la Universidad de Guadalajara, fundó la firma Gómez Vázquez International, con la que extendió su trabajo más allá de Jalisco, alcanzando Estados Unidos, Panamá, República Dominicana y Puerto Rico. Su trayectoria fue reconocida con galardones nacionales e internacionales, y también con un nombramiento singular: fue Cónsul Honorario de Polonia en Guadalajara, reforzando lazos culturales con Europa.
Entre su amplia producción arquitectónica, hay una obra que ocupa un lugar especial por razones tanto técnicas como personales: la Plaza de Toros Nuevo Progreso de Guadalajara, inaugurada en febrero de 1967. Concebida en colaboración con el empresario Leodegario Hernández, esta plaza marcó un antes y un después en la arquitectura taurina de América.
Para su diseño, Gómez Vázquez Aldana realizó un estudio exhaustivo que incluyó visitas a plazas españolas como Las Ventas, buscando adaptar la solidez europea a las necesidades de un público mexicano. El resultado fue un coso con capacidad para 18 000 espectadores, visibilidad impecable desde cualquier localidad, evacuación rápida en minutos y un equilibrio de sol y sombra pensado para la temporada tapatía.
“Fue el proyecto en el que más he trabajado”, confesó en 2017, recordando las madrugadas pasadas frente a planos y maquetas. La plaza no solo ha sido escenario de faenas memorables; también se ha convertido en un símbolo de identidad jalisciense y uno de los cosos taurinos más funcionales y bellos del continente.
La Nuevo Progreso no fue un proyecto aislado: se inscribe en un ecosistema taurino regional con historia.
La Plaza de Toros El Progreso fue la antecesora histórica en el centro de Guadalajara, inaugurada en 1856 y demolida en 1979, cuando la ciudad apostó por una arquitectura más moderna.
También forman parte de este mapa taurino la Plaza de Toros Fermín Espinosa «Armillita» de Jalostotitlán —construida en 1972— y la Plaza de Toros Alberto Balderas de Autlán de Navarro —de los años cuarenta—, escenarios fundamentales de la afición jalisciense. Aunque no diseñadas por Gómez Vázquez Aldana, estas plazas contextualizan su aportación: una nueva forma de entender la arquitectura taurina en una ciudad que crecía.
Más allá del ruedo: un urbanista moderno
Su visión no se limitó a la tauromaquia. En 1970 dirigió la remodelación del Estadio Jalisco, transformándolo en un referente deportivo para el Mundial de Futbol. Años después, diseñó la Casa Jalisco, el Palacio de la Cultura y los Congresos (PALCCO) y el Santuario de los Mártires Cristeros, obras que definen la modernidad arquitectónica tapatía. En el sector turístico, dejó huella con el conjunto Los Tules en Puerto Vallarta.
Su arquitectura combinaba funcionalidad y estética, pero sobre todo mostraba una profunda comprensión del tejido urbano y social. Como recordaban sus colegas, era reconocido por su monóculo de precisión y sus “gaznes” (gafas) inseparables, con los que revisaba cada línea como si fuera definitiva.
Una despedida con historia
La muerte de Gómez Vázquez Aldana deja un vacío en la arquitectura mexicana, pero también un legado tangible: plazas de toros, estadios, centros culturales, espacios que siguen vivos. El gobernador Pablo Lemus Navarro expresó públicamente su reconocimiento: “Su trabajo siempre será recordado con mucho cariño”.
Su figura también tuvo una dimensión diplomática, social y cultural que trasciende el ámbito profesional. Sus obras no fueron meros edificios: fueron espacios donde la tradición, la emoción y la modernidad se encontraron.
José Manuel Gómez Vázquez Aldana edificó mucho más que estructuras: construyó símbolos. Entre todos ellos, la Plaza de Toros Nuevo Progreso seguirá siendo su obra más taurina y, al mismo tiempo, una de las más modernas. Un lugar donde el toreo, la arquitectura y la ciudad de Guadalajara siguen dialogando cada tarde de corrida.
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